Editorial

El triunfo de Nayib Bukele: del FMLN a las redes sociales

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Por: Jesús -Belén- de la Cruz

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Director

Presentado ante la sociedad salvadoreña por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), quienes lo expulsaron de sus filas por incurrir en una falta de violencia doméstica. De ascendencia palestina, habiéndose iniciado como alcalde en un marginado municipio cafetalero, hasta llegar a la alcaldía de la capital, Nayib Bukele se ha convertido en el candidato presidencial de la derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), y a sus 37 años de edad logra ganar las elecciones de El Salvador.

En la actual sociedad en la que vivimos, los políticos, empresarios y la población en sentido general, se informan y orientan fundamentalmente a través del marketing publicitario, el internet y las redes sociales. Recordemos el gran impacto que causó la campaña política de Barak Obama a través de estos medios electrónicos. Aunque este símil no es para equiparar la bien estructurada y formidable campaña del primer presidente de color estadounidense con este aborto de la naturaleza que lleva por nombre, Nayib Bukele.

Nuevo presidente de El Salvador, Nayib Bukele mientras tomaba un selfie.

Haciendo su primer debut en la política a los 30 años de edad, rechazó impulsar su campaña a través de los medios publicitarios tradicionales. Nayib, se aferró a la plataforma Facebook Live y a otras redes sociales para llegar a sus seguidores con los cuales compartía y difundía sus acciones sociales, políticas y culturales. Se hizo famoso por donar su salario para becas estudiantiles. Exhibió su cara fresca y agradable; pero vendió un discurso carente de contenido social y político para no comprometerse  más allá de su visión farandulera.

Como quien juega una lotería al azar, este improvisado joven político pronto se pondrá la banda presidencial en un país donde el FMLN lleva 38 años de lucha encarnizada, con más de 75 mil muertos y un mar de sangre derramada. Cuando las sociedades pierden la confianza en los partidos tradicionales del sistema y los grupos opositores no logran ganarse la confianza de la mayoría de los electores, cualquier cosa puede pasar de cara a un proceso electoral.

“Chupe usted y déjeme el cabo”. El FMLN fue  fundado  el 10 de octubre de 1980 y Nayib Bukele nació el 24 de julio de 1981. Se trata de todo un fenómeno a ser estudiado en la actividad política salvadoreña. Un joven visionario, dedicado a las actividades empresariales, que decidió presentarse como una opción de cambio. Paso a paso y sin desmayo, estudiando de manera cautelosa a los cibernautas, aprovechando sus habilidades en los medios electrónicos, el muchacho dio un jaque mate y se alzó con la ñoña.

Desafiando a los partidos tradicionales de izquierda, representada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y al derechista, Alianza Republicana Nacionalista (Arena), en apenas siete años en activismo político, Nayib se convirtió en la figura favorita de las mujeres, la juventud y los adultos descontentos que rechazan la violencia y la lucha sin cuartel.

Algunos de sus opositores lo acusaron de haber usado cuentas “robots” para llegar a sus seguidores, acusación que sus estrategas de campaña ni el propio Nayib se han empeñado en rechazar. Los políticos tradicionales lo trataban de ridiculizar tildándolo de falso candidato basado en una campaña de desinformación, entretenimiento y en la manipulación de las propias redes sociales.

Político entertainment. No deja de ser una preocupación el fenómeno de Bukele. Este muchacho se ha dispuesto a vender su figura y ha logrado ganarse el favor de los electores salvadoreños. No ha presentado un plan de gobierno. Resulta que con esta decisión, los electores que le votaron han decidido cambiar la “propuesta programática” por el “encanto mediático”. Esperamos que el desencanto y la frustración no les lleguen antes de salir el solsticio.

A propósito de Nayib Bukele, en nuestro país han surgido muchos oportunistas aventureros,  etiquetados y financiados con recursos variopintos. Aunque muchos, en ciertos momentos, han logrado colocarse del lado de importantes conquistas locales, ninguno ha podido calar en el gusto de los electores al momento de acudir a unas elecciones nacionales. En política, las aventuras no son buenas. Los electores dominicanos aun tienen sus esperanzas cifradas en los partidos tradicionales y los resultados obtenidos en cada proceso electoral así lo demuestran. Recemos un padrenuestro y tres avemaría, para que el pueblo salvadoreño no tenga que llorar lágrimas de sangre con este nuevo invento mediático. ¡Aleluya!

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