Editorial

Unidad del CP: la mayor fortaleza política del PLD

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Por: Jesús -Belén- de la Cruz

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Director

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha pasado por momentos difíciles, los que, a la luz de la opinión pública común, pudieron haber sido motivos visibles para una verdadera ruptura irreconciliable entre sus líderes principales. Sin embargo, por su demostrada convicción de ser un partido con visión de poder, estos eventos lo hacen salir cada vez más fortalecido de cada proceso interno.

En 1994 se dio inicio a una nueva etapa en la vida institucional de ese partido para la escogencia de sus candidatos a la presidencia de la República.  Para esa ocasión el Profesor Juan Bosch cumplía los 85 años y no estaba apto para asumir los nuevos retos que tenía por delante esa fuerza política creada y diseñada por quien fuera su mentor y guía.

Como haciendo “pininos” en estas lides, en 1995 el partido fundado por Juan Bosch asumió la responsabilidad de crear los nuevos métodos de trabajo con una visión democrática y de Estado para, aparte de poner en práctica las enseñanzas del maestro, convertirse en una verdadera maquinaria política de poder capaz de permanecer en el tiempo.  

Haciendo camino al andar, en el PLD, para ese mismo año se presentaron los primeros tres precandidatos que optarían por la nominación presidencial con miras a las elecciones del 16 de mayo de 1996, esta vez sin la presencia del maestro y guía, el profesor Juan Bosch. Justamente el 26 de enero de 1995 se presentaron tres precandidatos a la presidencia, estos fueron: Euclides Gutiérrez Félix, Norge Botello y Leonel Fernández. Siendo este ultimo el candidato oficial del partido y luego convertido en presidente de la República.

Más adelante, recordando la convención interna del PLD de caras a las elecciones del año 2000, vimos como en esa oportunidad se produjeron notables enfrentamientos entre los simpatizantes de Jaime David Fernández Mirabal y los seguidores del otrora “dúo dinámico” que representaban Leonel Fernández y Danilo Medina. En aquella ocasión, el hoy presidente de la República fungía como secretario de Estado y el descendiente de la “raza inmortal” (Mirabal) ocupaba la vicepresidencia.

En ese momento la competencia por la nominación presidencial desató todos los demonios con fuertes ataques y acusaciones entre ambas partes.   Los seguidores de Fernández Mirabal acusaron a Medina de beneficiarse de los recursos del Estado y de contar con el apoyo del presidente Leonel Fernández para derrotarlo internamente. Llegando a difundir en todos los medios que muchos jaimistas fueron “comprados” en distintas localidades a cambio de “cargos y electrodomésticos”.

En el año 2003, los resultados de las elecciones internas realizadas el 29 de junio de ese año, nos dicen que Leonel Fernández, con el apoyo y las estrategias de Danilo Medina, ganó con amplio margen, al obtener un 87.19% frente a un 12.32% alcanzados por su más cercano competidor, Jaime David Fernández Mirabal. Este proceso no tuvo mayores inconvenientes, dado el alto margen de diferencia entre ambos contendores.    

Para el 2008 las cosas no fueron iguales. Danilo Medina renuncia a su cargo de secretario de la presidencia, el 7 de noviembre de 2006, luego de haber conversado personalmente con el presidente Fernández en el mes de agosto de ese mismo año. Corrió por los pasillos palaciegos que al presidente Fernández, lógicamente, no le gustó la iniciativa. Medina, sin embargo, expresó mediante una declaración de prensa que “considero cumplido el compromiso que adquirí hace ya dos años y medio al incorporarme al gobierno”. Agregando que seguiría sirviendo al país, pero ahora desde el partido. Ahí inicio el gran problema entre estos dos buenos amigos.

Leonel Fernández aplicó la real aplanadora al sector danilista. Comenzaron las cancelaciones y las compras directas de dirigentes seguidores de Medina a nivel nacional. Esto trajo como consecuencia que Leonel Fernández alcanzara un 71.46%, mientras que su contendor Danilo Medina obtuvo un 28.54%. Allí las aguas alcanzaron altos niveles de convulsión entre ambos grupos. Recordamos que esa misma noche Danilo Medina reconoció el triunfo de Leonel Fernández y dijo ante sus seguidores la famosa frase: “me venció el Estado”. Muchos llegaron a pensar que el partido, en ese momento, sería objeto de una profunda división, pero nunca fue así.

Luego de esta derrota, el sabio y gran estratega, Danilo Medina, se retiró a su casa a reflexionar sobre algunas cosas que se dice se habían conversado entre él y Fernández, algo así como: “cuatro tú y cuatro yo”. Pero al parecer Leonel Fernández pisó la tercera base y siguió para Home, dejando a Medina “oliendo donde se guisa”. Pero como la oveja mansa, Danilo llamó a toda su militancia a incorporarse activamente a la campaña de Fernández para garantizar que el PLD se mantuviera en el poder, y así pasó. Se puede decir que esa fue la prueba más extrema y el PLD la pasó con notas sobresalientes.

El 2012 fue bastante combativo para estos dos grandes lideres del PLD. En esta ocasión, Danilo Medina, recuperado y fortalecido del golpe anterior, se apresuró a constituir una verdadera fuerza política a través del “Poderoso Sector Externo”, formando decenas de movimientos de apoyo a sus aspiraciones, además de los contactos con empresarios y distintos sectores activos de la vida nacional. Como se dice en el argot popular: le picó adelante a Fernández, y con mucho tiempo de anticipación.

El domingo 26 de junio de 2011, Danilo Medina ganó la candidatura presidencial de forma abrumadora en el proceso interno del PLD, donde superó por amplio margen a los aspirantes José Tomas Pérez, Francisco Domínguez Brito y Radhamés Segura. El triunfo arrollador de Medina se vio desde el primer boletín, donde obtuvo un 87,75% de los votos, dejando a sus tres contendores apenas un pírrico 12%. Convirtiéndose desde entonces en el candidato que ha obtenido el mayor porcentaje de votos en unas primarias.

Hacia las elecciones de 2016, se puede decir que el escenario más candente se presentó cuando los danilistas iniciaron a promoción de la reelección presidencial desde el segundo año de su primer mandato. Esta situación provocó que los seguidores de Leonel Fernández se colocaran, “fusil en ristre” y acantonados por ambos flancos contra cualquier intento reeleccionista. Hubo muchos escarceos mediáticos y amenazas por demás, pero al final se impuso la reelección por decisión mayoritaria del Comité Político y fruto de un gran acuerdo entre las partes; y todos fueron felices, claro, unos más que otros.

Ahora estamos en medio de otro proceso delicado en el que los danilistas se proponen continuar dirigiendo los destinos del país por cuatro años más. Mientras que los leonelistas pretenden volver a tomar el control del Estado, a pesar de haber gobernado por doce años. Todos los cañonazos (con balas de salva) se están disparando desde ambos bandos del Congreso Nacional. A pesar de todas estas alharacas, es el “todo poderoso” Comité Político peledeista, que, con su sabiduría y gran visión de poder, sabrá decidir si anuncia “tambores de guerra” o llama a Leonel y Danilo a “fumar la pipa de la paz” para juntos marchar de las manos con aquel que garantice el triunfo electoral en las próximas elecciones. ¡Se tenía que decir  y se dijo!

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