Editorial

La maldición del número 13

Compartir Publicación

Por: Jesús -Belén- de la Cruz

Tu Publicidad Aqui

Director

Al observar algunas aristas del escándalo escenificado en la Lotería Nacional, donde a su administrador, junto a su equipo, se les descubrió un fraude millonario, ejecutado con un truco manual desvelado, afectando así el sorteo celebrado el día primero de mayo, nos damos cuenta una vez más que el número 13, según la religión, la mitología y la astrología, sigue siendo una expresión de fatalidad, maldición y mala suerte.

Resultaría muy simplista de nuestra parte si tan solo nos limitamos a los aspectos surrealistas del caso y obviamos la realidad concreta de aquel fatídico hecho que envuelve una red de la mafia organizada, de lavado de activo y muchas cosas más habidas y por haber.

Posiblemente la fatalidad de este destituido funcionario estriba en el hecho de que al colocarlo al frente de la Lotería Nacional esto equivale como si se estuvieran enviando la carne con el gato, puesto que este señor es parte de los dueños de bancas de loterías y apuestas; por lo que evidentemente, desde la posición que ocupaba no haría más que defender, proteger y favorecer a sus socios y jefes del cartel banquero al que pertenece.

La maldición del “honorable” y “transparente” señor Luis Maisichell Dicent, pudiera estar en que sus adversarios en el negocio de la banca de lotería, al perder más de quinientos millones de pesos, contribuyeron para desvelar una práctica fraudulenta que posiblemente no haya sido la primera vez que estos señores hayan realizado en su administración, entonces, los afectados pusieron en práctica la máxima de que “si nos atacan contraatacaremos”.

Respecto al concepto de “mala suerte”, podríamos especular que el hecho de que el Ministerio Público esté realizando una refriega contra exfuncionarios de la pasada administración, en el afán de justificar su condición de “justicia independiente” no podrían pasar por alto un escándalo tan bochornoso, tan evidente donde todo quedó visto ante las cámaras de televisión, agregando, que los propios investigados dijeron recibir órdenes del funesto administrador.

Según los escritos bíblicos, respecto al tema en cuestión, trece fueron los asistentes a la Última Cena (12 apóstoles más Jesucristo), a Judas, el traidor que entregó a Jesús, se le considera el número 13.

Desde la antigüedad, los cristianos relacionan este número como el del mal augurio. Asimismo, en el libro del Apocalipsis, el anticristo llega a la tierra en el decimotercer capítulo. Mezclando la mitología con la realidad faltaría saber quién fue que entregó al señor Dicent a la maldición del número 13, lanzándolo a los tiburones de la “justicia independiente”.

El nombramiento del señor Dicent al frente de la Lotería Nacional nunca debió producirse en un ambiente de transparencia y equidad. Este hecho nos recuerda ciertas frases célebres como: “mandar la carne con el gato” o “poner la Iglesia en manos de Lutero”, por lo que todo indica que está designación fue un error político del presidente Luis Abinader.

Recientemente vimos un video en las redes, donde el flamante administrador interroga y humilla ante las cámaras de algún celular a dos subalternos suyos, según se escucha, el señor Dicent los reprime por estos haberlo traicionado y participado, sin su consentimiento, en un pequeño fraude de varios millones de pesos contra la institución. Por lo visto, el error de los jóvenes fue haberlo hecho sin darle participación en la operación mafiosa.

La película se ha convertido en un tormentoso largometraje de mala muerte. En las primeras escenas, muy dramáticas, por cierto, el actor principal, queriendo ignorar una máxima que reza: “cuando el perro ladra se castiga al amo”, trató de esconder su evidente responsabilidad, sacrificando al no vidente y a la joven presentadora que fingió recibir el bolo que ya tenía entre sus manos.

Como la salvación es individual y todo organismo tiene su propia auto protección, los empleados, siendo apenas actores de reparto, una vez fueron llamados al Ministerio Público, hablaron hasta por los codos y narraron toda la historia del libreto mafioso, revelando que habían recibido órdenes de su jefe superior para cometer el desvelado fraude, por lo que les pagaron unos pírricos “pesitos”.

Ahora, el señor Dicent está protegiendo su propio pellejo y dijo ante el Ministerio Público que él está “sorprendido” por lo que está pasando. Con lo que deja entrever que los responsables y coordinadores de las operaciones mafiosas son otras personas que están por encima de él. Con estas afirmaciones pudiera estar implicando a la persona que lo recomendó en el cargo con el presidente Abinader.

La magistrada Yeni Berenice defiende su espacio y protege su papel en representación de la “justicia independiente” y le manda rayas al rifero tildándolo de gran estafador, al tiempo que le advierte, en una franca condena mediática, el castigo que le espera.

Desde hace un tiempo diversos sectores del empresariado local, de la sociedad civil y de las ONG asalariadas, están promoviendo la falsa idea de que los políticos son corruptos y poco transparentes en la administración pública; sin embargo, los últimos meses se ha suscitado fuertes escándalos en la actual gestión donde sus protagonistas no son precisamente activistas políticos.

[poll id="2"]

Leave a Comment

You may also like