Editorial

El necesario abrazo de unidad entre Leonel y Danilo

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Por: Jesús -Belén- de la Cruz

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Director

En el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) coexisten dos fuerzas políticas, con visiones propias y distintas a la vez, que chocan y se atraen entre sí. Según la dialéctica, estos procesos se desarrollan cuando dos polos manifiestan claras contradicciones internas, una probable lucha entre lo nuevo y lo viejo. Quedando demostrado, de manera implícita, que   en este colectivo se expresa lo que la propia naturaleza define como la unidad y lucha de los contrarios.

El reciente discurso del presidente Danilo Medina nos deja ver de manera clara que, aun no mostrando interés en presentarse a buscar un tercer mandato consecutivo, no saldrá del escenario político con estatus de jubilado. Al parecer, su partido y el país todavía tienen temas pendientes con el estratega y estadista. Su carrera política no ha terminado. Su equipo permanece sólido y muy celoso de los espacios ganados.

Danilo y Leonel se encuentran inmersos, en los actuales momentos, en una profunda lucha interna cuya estrategia final es la dirección del Estado. Fernández tiene una visión de gobierno, que una vez definió como los deseos de convertir el país en un “Nueva York chiquito”. Medina, por su parte, ha manifestado su sueño de estar “cercano a la gente”, siendo las visitas sorpresas su buque insignia.

La no presentación de Danilo Medina como candidato presidencial para las próximas elecciones pudiera verse como el triunfo inicial de una batalla bastante aguerrida dirigida por Leonel Fernández. Paradoja de la vida: que Fernández haya pactado una alianza con los enemigos del gobierno para piquetear el Congreso Nacional que controla el propio PLD, es algo que difícilmente Danilo Medina le pueda pasar por alto al presidente de su partido.

Que no se quemen las naves. Leonel Fernández no debe celebrar con la danza de la victoria ni creer que con el retiro de Medina ya es el candidato presidencial del PLD sin pasar por el proceso de primarias de su partido. La alocución pública del gobernante deja muchas brechas y algunos puntos inconclusos. Las respuestas a tantas interrogantes que dejó aquella pieza discursiva se podrían estar presentando al país en los próximos días de parte del equipo de Danilo Medina.

Cuando el mandatario expresó que sus adversarios internos “pusieron en marcha diferentes campañas de desinformación y descrédito en torno a la posibilidad de que optara a un periodo más de gobierno”. Que las mismas “tenían como único objetivo minar el amplio apoyo popular con que cuenta nuestra gestión y evitar cualquier competencia para el proyecto político que intentaba de imponer un sector minoritario del PLD”, hablaba profundamente molesto.

El presidente Medina dijo que presenciarían una campaña limpia, basada en propuestas y centrada en llevar bienestar a nuestra gente. Una campaña que inyecte sangre nueva a nuestra vida política y que esté regida por el civismo y la sana competencia. Al día siguiente de estas palabras el mandatario se reunió con todos los precandidatos de su corriente para trazar los lineamientos a seguir. Lo que parece advertir al leonelismo que en las primarias por venir el que tenga más salivas tragará más hojaldres.

Leonel Fernández deberá competir en las primarias de su partido. El danilismo llevará un candidato unificado como equipo y con su líder como estratega y jefe de campaña.  El que de los llamados “delfines”, luego unas mediciones, presente más músculos, obtenga mayor apoyo del Comité Político, Comité Central, de senadores y diputados, será quien se enfrente a Fernández en un mano a mano por la candidatura presidencial de su partido.  

El momento actual es de total lucha interna en el PLD. Cada sector agotará todos los recursos posibles para imponerse sobre sus contendores. Esta misma lucha interna va generando fricciones y abriendo grandes heridas que luego, muchas no logran ser cicatrizadas ni siquiera con el tiempo.

Después de seleccionar el candidato presidencial peledeista, que será fruto de una gran tormenta, deberá llegar la calma al partido de Juan Bosch. Se ha de lograr una unidad con fines comunes y propósitos colectivos.

Entendemos que las alianzas tácticas no erradican las contradicciones entre los rivales; pero sí ayudan a atenuarlas para poder arribar a los resultados deseados. En algún momento, antes de las elecciones de mayo del próximo año, Leonel Fernández y Danilo Medina necesitarán darse un cálido abrazo que deje clara la señal de que su organización desea retener el poder más allá del 2020.

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