Editorial

Abril de 1965 y los malos recuerdos dejados por los invasores

Compartir Publicación

Por: Jesús -Belén- de la Cruz

Tu Publicidad Aqui

Director

La revolución de abril de 1965, se caracterizó por ser un movimiento cívico-militar en el cual la población activa se lanzó a las calles, como tarea principal, para procurar el retorno a la Constitución, la que había sido mancillada con el derrocamiento del gobierno legítimo que encabezó el profesor Juan Bosch. Este hecho histórico y social se dividió en dos partes: revolución democrática y guerra Patria nacional.

Aquel 24 de abril de 1965, parecía ser el tan esperado día por llegar. El pueblo se tiró a las calles con el apoyo de militares insurrectos, la burguesía descontenta, el liderazgo político de avanzada, obreros unificados y algunos remanentes del trujillismo en desbandada, todos bajo la dirección del coronel Francisco Alberto Caamaño. Los insurrectos constitucionalistas se unificaron formando una estructura político-militar llamada comando, representando el “Poder Popular”.

Una parte importante de los militares jóvenes estaban dirigidos por el aguerrido coronel Fernández Domínguez. Estos se dedicaron a la tarea de distribuir armas entre la población civil organizada, a muchos militantes de izquierda revolucionaria y a los dirigentes del PRD. El puente Duarte fue uno de los escenarios más combativos y donde se debatían las dos fuerzas beligerantes enfrentadas. Era algo así como la frontera o línea divisoria de los hombres de armas de la revolución y los militares recalcitrantes que apoyaban la contrarrevolución.

Si bien los organizadores del plan inicial, que significaba única y exclusivamente dar un golpe de Estado para derrocar el triunvirato y retornar al derrocado gobierno del Partido Revolucionario Dominicano que encabezaba Juan Bosch; los partidos y movimientos de izquierda, muchos de ellos de orientación maoísta o marxista-leninista, entendían que se habían dado las condiciones tan esperadas para dar paso a la revolución social que trajera consigo la implantación de un gobierno al servicio de los pobres, obreros y  campesinos.

El Movimiento Popular Dominicano (MPD), el Partido Comunista Dominicano (PCD) y el Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4), cada uno con su agenda propia, se plantearon tomar control de aquel acontecimiento rebelde. Las influencias políticas del exterior, que muchos llamaron “colonialismo ideológico”, se hicieron presentes y preeminentes. El ejemplo de la revolución cubana, la receta soviética y el incipiente modelo chino maoísta, ya se hacían presentes en las mentes y corazones de nuestros jóvenes de tendencia izquierdista.

Un sector importante de nuestros historiadores narra un hecho de suma trascendencia política que siempre se ha de resaltar, se trata de la conversación sostenida por Francisco Alberto Caamaño con el embajador norteamericano Tapley Bennett; a quien se le solicitó su mediación, justamente para buscarle una salida a la guerra civil. Sin embargo, este se limitó a decirles a los constitucionalistas que se rindieran para evitar males mayores. Caamaño, indignado, junto a los militares constitucionalistas se dirigieron de inmediato a la cabeza del Puente Duarte para definir desde allí el control de la ciudad, en el terreno de la lucha, jamás de la humillación servil y abyecta. 

La batalla del Puente Duarte fue el escenario donde las tropas recalcitrantes y contrarrevolucionarias encabezadas por Elías Wessin y Wessin, junto al general Benoit, se preparaban para un sangriento ataque decisivo desde la Base Aérea de San Isidro, donde operaba el CEFA. Estos esbirros, luego de enfrentarse a los constitucionalistas, fueron derrotados en la acción, lo que motivó que se precipitaran a pedir la ayuda de tropas militares de Estados Unidos, con el alegato de que fuerzas comunistas se preparaban para asumir el poder en el país e instaurar un gobierno al estilo la Cuba de Fidel Castro.

La ciudad capital fue el epicentro de aquel hecho que nos marcaría como sociedad y nos planteó el inicio de una nueva era social, política y económica. Fruto de la profunda convulsión que existía en América Latina y el mundo, por ser la revolución cubana un ejemplo a seguir por muchos activistas políticos. Las masas populares, que recientemente habían salido de la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo y que habían probado un gobierno democrático, se mostraban dispuestas a darlo todo a cambio de la libertad, la democracia y el desarrollo.

Intervención militar de EE. UU.

Guerra Patria. El 28 de abril de 1965 se produce la segunda ocupación militar norteamericana a la República Dominicana. Aunque existen opiniones diversas, se afirma que 42,000 soldados estadounidenses llegaron al suelo patrio para mancillar nuestra soberanía nacional. Como de costumbre, esta vez su pretexto fue “salvar vidas norteamericanas y proteger los intereses norteamericanos en la República Dominicana”. Además, la Casa Blanca justificó la ocupación militar, señalando que se trataba de evitar la formación de una nueva Cuba en el Caribe.


Entre otros propósitos, los norteamericanos y sus títeres criollos tomaron la decisión de proclamar la formación de un gobierno Militar llamado: Gobierno de Reconstrucción Nacional, colocando al general Imbert Barreras a la cabeza del mismo. Se trataba de una “caricatura de gobierno” que respondía a la política imperial de Washington. Impedir el retorno del profesor Juan Bosch al gobierno era uno de sus objetivos fundamentales. Controlar política y económicamente el país con unos cuantos siervos a sus servicios, era el plan principal de los Estados Unidos.

La gran presencia de militares norteamericanos, finalmente obligó a los constitucionalistas a buscar una salida negociada a la crisis existente. Las fuerzas revolucionarias en ningún momento se rindieron ante los invasores. Los constitucionalistas habían tomado la Zona Colonial como su “trinchera del honor” y desde allí dirigían su gobierno nacional revolucionario. Dada la realidad objetiva de las fuerzas revolucionarias, sus limitaciones de pertrechos militares, la carencia de alimentos y la correcta visión de no permitir un genocidio posterior, hizo que las partes enfrentadas llegaran a un entendimiento pacífico y pusieran fin a la guerra. ¡Loor a los mártires de aquel heroico abril de 1965!

[poll id="2"]

Leave a Comment

You may also like