Por: Jesús -Belén- de la Cruz
Director
“En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.
El presidente Danilo Medina pronunció un discurso trascendental ante miembros del Comité Central de su partido, donde, en 32 minutos, daba respuestas a serias aseveraciones externadas por el expresidente Leonel Fernández acerca de momentos políticos vividos entre ambos y, sobre todo, en torno a los motivos por los que ambos definieron una ruptura definitiva de sus relaciones partidarias.
De todo lo dicho por el jefe de Estado, los opositores al gobierno y al candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Gonzalo Castillo, preseleccionaron una palabra pronunciada por Danilo Medina a favor de su “pupilo”, para de esta manera hacer una especie de campaña sucia contra este. Es entonces cuando la palabra “penco” toma notoriedad conceptual y hasta filosófica.
El gobernante y líder peledeista habló en su discurso sobre: solidaridad, desprendimiento, tolerancia, ataques mediáticos, respeto a la minoría partidaria, esfuerzos y sacrificios políticos, apoyo y traición, pactos ocultos, lealtad del Comité Político, obstinación de poder, comparación de las gestiones de gobierno Leonel-Danilo, negación de fraude electoral, voluntad popular, competencia democrática, búsqueda de culpables, alianza de macos con cacatas, e’ pa’ fuera que van y, de todo esto, para algunos solo importó el que “Gonzalo es un penco candidato”.
Raudos y veloces, los de La Fuerza del Pueblo juntos a los demás opositores, iniciaron una intensa campaña de cero contenidos, con la única intención de querer dañar la imagen de Gonzalo Castillo. Invadieron todas las redes sociales con memes ofensivos, irrespetuosos y carentes de toda lógica argumental, propia de una campaña electoral no planificada, con ausencia de propuestas, y ni que decir de tácticas y estrategia.
Permítanme decirles que “sí, Gonzalo es un penco candidato”. Así como en muchas regiones del país las mujeres dan a luz “un penco muchacho”, las vacas paren “un penco novillo”, hay personas que se encuentran “un penco problema”; Lidio Cadet le expresó al presidente Medina que “Gonzalo Castillo es un penco candidato”. A mi juicio, creo que lejos de la oposición lograr sacar partida de esta palabra; más bien deben estar preocupados por como va creciendo este “penco” candidato presidencial.
Recuerdo cuando en la campaña electoral de 2010 el exalcalde Roberto Salcedo se proponía inaugurar el parque temático conocido como “Zooberto”, ubicado en la avenida John F. Kennedy esquina Los Próceres, los opositores de Salcedo ignoraban la importancia que tenía el impacto medioambiental que la alcaldía del Distrito Nacional recuperara unos 6,600 metros cuadrados que estaban abandonados y en manos de particulares.
La chercha política y el circo mediático de la oposición, vía las redes sociales, se concentraron en los ataques y burlas contra las enormes figuras que fueron levantadas en aquel lugar; sin embargo, a la hora de los ciudadanos acudir a las urnas, este parque temático le sumó importantes cantidades de votos al alcalde Salcedo y le ayudaron con su triunfo. Produciéndose así un efecto boomerang.
Los peledeistas que están promoviendo la candidatura de Gonzalo Castillo, la cual crece de forma consistente, deben alegrarse de que este “penco” candidato haya derrotado nada más y nada menos que el tres veces presidente Leonel Fernández. Entender que si les ladran es muestra de que están cabalgando. Entonces, deben motivarse y seguir avanzando hacia las grandes batallas de febrero y mayo.
Gonzalo Castillo ha dicho que es bueno que lo minimicen porque así la derrota será mayor para todos aquellos que, al igual que en las primarias del 6 de octubre, lo trataban de empequeñecer. También ha expresado que “el mejor presidente que puede tener una nación no es aquel que hable más bonito o que se maneje entre la retórica, la teoría y los discursos, sino aquel que genere más soluciones concretas y pragmáticas que lleven bienestar a la vida de su pueblo”.
Al parecer los adversarios de Danilo y de Gonzalo poseen tan pocos argumentos para el debate político-electoral, que para ellos lo más relevante de aquel discurso histórico fue el uso, de parte del mandatario, de la palabra “penco”. ¡Cuánta falta de visión política, cuán bajos han caídos nuestros políticos conceptualizadores del ayer! En esas mentes brillantes ahora prima el culto a la espontaneidad y la improvisación política.
Gonzalo es verdaderamente un penco candidato. Todo aquel que tiene dos dedos de frente sabe perfectamente cuál es el significado coloquial y regionalista, propio de nuestro país de la palabra “penco”. Elevemos el debate político y veamos propuestas electorales. Evaluemos a los candidatos por los resultados de su gestión en la administración pública o privada. Los electores sabrán valorar y tomar sus propias decisiones.
