Editorial

La navidad a ritmo de Covid-19

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Por: Jesús -Belén- de la Cruz

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Según la tradición cristiana, la Navidad es la fiesta más importante de una gran parte del mundo. La misma consiste en la celebración del nacimiento de Jesús de Nazaret. Por su brillante colorido y su alegre significado espiritual, no solo los religiosos celebran esta tradicional festividad. En esta fecha las personas se reúnen con amigos y familiares para festejar y recibir la llegada del Año Nuevo.

Es sabido que más allá del significado religioso para los cristianos, teniendo como motivo primario las fiestas saturnales del solsticio de invierno y la nueva paganización consumista, la Navidad se ha convertido en un tiempo especial para millones de personas en gran parte del mundo.

La magia de la celebración navideña nos deja alegría y nostalgia a todos quienes la disfrutamos en nuestras sociedades. La misma nos trae recuerdos inolvidables de nuestra infancia, de nuestra familia y de los buenos amigos. Sin embargo, para toda la humanidad era impensable que este año 2020 tendríamos que celebrar unas navidades atrapados en una terrible crisis social y económica provocada por el Covid-19, lo que nos obliga a compartir entre el distanciamiento físico, las incómodas mascarillas y la esperanza de la ya anunciada vacuna para prevenir la terrible pandemia.

Todo indica que, si no tomamos las medidas pertinentes en estas celebraciones, el virus encontrará el perfecto escenario para atacar de nuevo, creando su tercera ola y con más fuerza. Razón por la cual se recomienda ser prudentes y respetar los protocolos indicados por las autoridades.

Una noticia alentadora es que la Administración de Alimentos y Medicamentos autorizó la vacuna Covid-19 del laboratorio Pfizer para uso de emergencia. Mediante acuerdos previos, alrededor de 2,9 millones de dosis de la vacuna se enviarán a los Estados Unidos durante la próxima semana.

El mundo encuentra un respiro. Estados Unidos se convierte en el sexto país, además de Gran Bretaña, Bahrein, Canadá, Arabia Saudita y México, en aprobar la vacuna. Informes preliminares indican que próximamente la Unión Europea entrará en esta cadena de autorizaciones.

El ser humano se encuentra entre los animales del universo que más aprecian su libertad, esto hace que las personas por razones naturales ya se sientan cansado de los procesos cuarentena, distanciamiento físico y el odiado toque de queda. Pero lo paradójico es que justamente son estas medidas las que ayudan a protegernos del contagio del virus, ya que este no está en las casas, ni en los bares, los colegios, las residencias, los hospitales, las tiendas, los autobuses o los aviones. Justamente lo portan algunas de las personas que frecuentan esos lugares.

La Navidad es dulce y amarga frente al Coronavirus. Decimos esto porque ciertamente la forma como nosotros celebramos nuestras navidades tiene todo lo que necesita el Covid-19 para expandirse y convertirnos en víctimas; Los besos y abrazos, los cantos y alegres celebraciones con amigos y familiares, donde el calor humano, la saturación del aire y la saliva se convierten en medios de cultivos, creando las condiciones favorables para el crecimiento del virus.

Las tradiciones navideñas nos convocan a las reuniones de amigos y familiares que llevábamos tiempo sin ver. Las celebraciones en las calles y centros comerciales, en las tiendas y en los bares. Todos estos encuentros cercanos constituyen medios favorables para la transmisión del Coronavirus.

Es difícil concebir una celebración de Navidad y Año Nuevo sin hablar en voz alta para hacernos oír entre las voces de los demás. Esas Risas constantes entre los cuentos y recuerdos de momentos importantes, el karaoke familiar acompañado de sus carcajadas, comida y bebida por doquier, todo sin mascarillas, desinhibidos y sin guardar distancia porque estamos entre familias y amigos de nuestra confianza.

En esta hermosa época de las navidades es preciso aclarar que el Coronavirus no tiene comportamientos, ni psicología. No es bueno ni malvado. No piensa ni puede hacer otra cosa más que lo que hace. Su especialidad es contagiar y es justamente lo que sabe hacer. Según las alarmantes cifras de contagios en el mundo, no cabe la menor duda de que el Covid-19 es bastante bueno haciendo su tarea y todos sabemos que la hace muy bien. ¡¡¡Cuidémonos!!!

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