Editorial

El que ganó, ganó: humildad y prudencia

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Por: Jesús -Belén- de la Cruz

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Director

Realizar unas primarias en un escenario de fragmentación no es tarea fácil. Todo análisis sobre el futuro desempeño del proceso por venir debe partir, primero, de la premisa de la crisis y, segundo, de los buenos deseos de la unidad que debe imperar posterior al día 6 del presente mes. Como en toda competencia habrá vencidos y vencedores.

Existen buenos competidores que están preparados para ganar o perder, aceptar la derrota y volver a competir. Los malos perdedores ven cada batalla como el final de su guerra política, son tardíos en aceptar resultados adversos y, en algunos casos, nunca reconocen el triunfo ajeno. Estos suelen olvidarse del arte de la prudencia y de la humildad política.

El precandidato del danilismo, Gonzalo Castillo, expresó que, si resulta perdedor de las primarias del 6 de octubre, será el primero en llamar y felicitar a su oponente. Pero que sí es el ganador, espera que lo mismo hagan sus adversarios con humildad, sencillez y grandeza.

En forma reiterativa, la misma pregunta le ha sido formulada al expresidente Fernández, así como a varios de sus voceros y la respuesta ha sido rotunda en afirmar que solo Leonel gana este proceso. Insisten en que la única hipótesis que maneja su equipo de campaña es, según ellos, el triunfo arrollador de su líder en las primarias del PLD.  

La unidad es el camino más corto para el partido gobernante mantener el poder. Después del día 6 habrá un día 7 y el mundo seguirá girando aun después de nuestras partidas para el descanso final. Nadie es eterno en el mundo. Según algunos teóricos de la sociología “los lideres nunca mueren, pero sí desvanecen.

Leonel Fernández no morirá políticamente en esta magna epopeya, pero sí está compelido a aceptar con humildad y prudencia que su liderazgo se ha desvanecido a lo interno del PLD y de igual manera en la sociedad dominicana. Por razones lógicas cada líder político debe reconocer su condición objetiva de cada momento. En su caso particular, es harto evidente que los buenos vientos ya no soplan a su favor.

Si bien no existe ninguna norma o disposición legal que obligue a un candidato perdedor reconocer su derrota, no menos cierto es que este acto de reconocimiento encierra aspectos culturales que aportan grandeza, humildad, sencillez e importantes expectativas al futuro político de todo aquel que así lo pone en práctica. 

La tarde del 17 de mayo del año 2000, el presidente Danilo Medina reconoció el triunfo de Hipólito Mejía en las elecciones del día anterior, sin aún este haber llegado a la mitad más uno de los votos. Lo mismo hizo cuando en mayo de 2007 Leonel Fernández se impuso sobre él con un 72%. Sin embargo, ya en el 2012 este se había convertido en presidente de la República.

Creemos que el momento es para reflexionar y pensar en la nación antes que en nuestros propios intereses. Esperamos que el sector que encabeza Fernández sea capaz de reconocer el triunfo de Gonzalo Castillo en caso de este salir como el vencedor de las primarias. Ya el candidato del danilismo ha reiterado que, de no ganar el proceso, de inmediato se sumaria a la campaña de su oponente.

Leonel Fernández constituye un activo de lujo para el PLD, para la sociedad dominicana y también para la diplomacia internacional. La vasta experiencia acumulada por ser tres veces presidente de la República lo convierten en un referente importante para nuestra política criolla. Dejar de lado todas estas fortalezas no seria el mejor camino para este experimentado político. El mesianismo está descartado.

El que ganó, ganó y el que perdió, perdió. La razón y el entendimiento deberán primar después que el próximo lunes 7 la Junta Central Electoral declare el ganador de las primarias. No expongamos a nuestros ciudadanos indefensos a caminos de aventuras o de pobladas en las calles. La libertad de expresión es un derecho constitucional; pero igual, la preservación de la paz pública constituye un deber de nuestras autoridades civiles y militares.

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