Editorial

Amarante y Reinaldo: dos legendarios danilistas en ascuas

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Por: Jesús -Belén- de la Cruz

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“Cuando está pa’ ti, aunque te quites; cuando no está pa’ ti, aunque te pongas”. Es justamente lo que les ha pasado a   los legendarios cuadros políticos del danilismo, Carlos Amarante Baret y Reinaldo Pared Pérez, quienes retiraron sus precandidaturas sin esperar los resultados de las encuestas, alegando que desde el gobierno central se estaba empujando a Gonzalo Castillo como su favorito.

Resulta cuesta arriba apreciar la decisión tomada por los dos dirigentes y casi hermanos del presidente Medina. Importantes dirigentes peledeistas consideran que estos esperaban que un “dedazo” del líder se pusiera en función para favorecer a uno de ellos como el “delfín”, para representar ese equipo político el 6 de octubre.

El presidente del Senado y secretario general del partido de gobierno, Reinaldo Pared, ha llegado más lejos que todos los demás. Pasar a respaldar a Leonel Fernández a través de su esposa, Ingrid Mendoza, es como “meter los dos pies en un mismo zapato”, o peor aún, “afilar cuchillo para su garganta”.

En la política como en el templo Shaolín, el “maestro” siempre tiene una clara evaluación de cada uno de sus “monjes” y sabe cuáles son sus fortalezas y debilidades. El “Sensei” enseña a sus discípulos que para vencer en una lucha no solo se necesita la energía física; sino también el corazón, la humildad, la rectitud y el carácter. Se trata de una férrea disciplina doctrinaria que se concentra en el cuerpo y la mente.

Danilo Medina es considerado como un “gran maestro” de la política criolla. Se le reconoce como un demócrata a carta cabal y nos ha acostumbrado a un tipo de conducta transparente y participativa. El jefe de Estado sabe muy bien que la política se nutre de realidades y no de caprichos ni pasiones. Razón por la cual, no iba a usar el dedo selectivo hacia Amarante o Reinaldo, solo “por trabajo acumulado” o “por antigüedad en el servicio”.

Amarante y Reinaldo son dos destacados cuadros políticos y fichas importantes de la corriente danilista, pero no están en su tiempo, por lo menos en esta oportunidad; no han gustado al electorado, y ellos son los primeros en saberlo. Algunos dicen que ambos prefirieron salir de las encuestas para que no les contaran los votos.

Desde tiempos muy remotos se escucha decir que “cuando la partera es mala, se le echa la culpa al cuerpo”. Esto suele pasar cuando alguien, tratando de esconder sus propios errores, busca la paja en el ojo ajeno y no ve la suya propia. De ahí, que estos reconocidos danilistas estén haciendo “bembitas”, hasta llegar al punto de negarse a salir en apoyo de Gonzalo Castillo.  

Que este dúo haga el papel de retranca y se nieguen a respaldar el precandidato escogido por su equipo político, habla muy mal de ellos y de su futuro político. Sencillamente, están apostando a “perder lo más por lo menos”. A ambos dirigentes, les caería muy bien un baño de humildad y bajarle un poco a su exacerbación política del momento.

Los expertos en marketing político definen el “timing” como el tiempo u oportunidad en el mundo político. Es exactamente por esto que conjugan el presente como lo vivido en la actualidad; el pasado como la memoria presente; y el futuro como expectativa del presente.

En política no siempre se pierde o se gana. Muchas veces las derrotas tácticas suelen ser aprovechadas para redefinir los métodos empleados en el afán por conseguir mejores resultados y procurar el fin determinado.

Un líder que se base en el estudio y análisis de los procesos como herramientas para su accionar político, sabiéndose un medio para satisfacer necesidades básicas de la población votante; jamás debe caer en el simplismo aventurero de “ahora o nunca”.

Así de sencillo. Todos los senadores que respaldaban a Reinaldo ya cerraron fila con Gonzalo Castillo. Lo mismo ha pasado con los veintidós diputados que Carlos Amarante Baret agrupó en su equipo político cuando fue ministro de educación. Esto así, porque todas esas estructuras políticas y organizativas son propiedad de Danilo Medina y “lo ajeno llora por su dueño”.

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