Editorial

Los presidentes y su cercanía con la gente

Desde hace varias décadas mandatarios del mundo, de diferentes ideologías políticas y desde distintos escenarios, han tomado la determinación de llevar a cabo gobiernos receptivos y con menos burocracia para obtener, con su buen desempeño, progreso económico y social, con beneficios reales puestos al servicio de la Gente. En esta entrega nos proponemos hacer algunas síntesis que evidencian cómo fue manejado este tema por los presidentes que nos han gobernado después de la caída de Trujillo.

Demostrado está que por el mismo trayecto por el que se transita hacia la democracia efectiva con la puesta en ejecución de políticas sociales al servicio de los más desposeídos, también, y con poco margen de distancia, se puede transitar por el sendero del populismo barato de fina pose y el clientelismo político impuesto por parte de algunos gobernantes.

La realidad es que los tiranos y dictadores, tanto salvajes como ilustrados, han sido fundamentalmente populista; pero también han sabido ganarse el favor de sectores importantes de la población (juventud, mujer, campesinos y religiosos) para eternizarse en el poder.
El profesor Juan Bosch, al llegar al poder en febrero de 1963, recuperó algunos de los bienes del Estado que estaban en manos de los Trujillo. Implementó la Reforma Agraria. Solicitó a los empresarios el pago de los impuestos. Aplicó el Plan de Austeridad en el gasto público. Creó el departamento de Control de Precio. Al mismo tiempo que salía a caminar junto a la gente y se acercaba sin muchas escoltas a los ciudadanos. Sin embargo, la iglesia, los Estados Unidos, los remanentes del trujillismo, un sector del empresariado y los sectores facticos poderosos del país contribuyeron con su fatal derrocamiento.

Joaquín Balaguer, llegó al gobierno como resultado de una sociedad convulsa y que acababa de salir de la guerra de abril de 1965. Con la Cuba de Fidel Castro en su mejor momento de apogeo. Con grupos radicales de la izquierda marxista que procuraban tomar el poder político mediante la lucha armada. Este gobernante, contando con el apoyo de los Estados Unidos, enfrentó con sangre y fuego a todos los opositores a su régimen. El presidente Balaguer también tuvo su corte populista. Creó la Cruzada del Amor, colocando al frente a su hermana Emma Balaguer. Pero también solía comer, sentado en la misma mesa, con pobres selectos y adeptos a su régimen, tal como lo hizo en la apertura de los Comedores Económicos del Estado, para la celebración de los 12 Juegos Olímpicos de República Dominicana, en 1974, en la Villa Olímpica de Santo Domingo Este.

Antonio Guzmán Fernández, ascendió al gobierno el 16 de agosto de 1978 y de inmediato ejecutó un conjunto de cambios en el ordenamiento burocrático del Estado, cuyo objetivo principal consistió en terminar la corrupción que había caracterizado al anterior gobierno de Joaquín Balaguer. Inició un proceso de “despolitización” de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Derogó las leyes anticomunistas existentes en el país. Autorizó el retorno de los exiliados políticos. Produjo un aumento del sueldo mínimo. Dinamizó la producción agrícola y prohibió la importación de vehículos de lujos. Para su desgracia, Don Antonio tomó la decisión equivocada del suicidio al enterarse que su hija, Sonia Guzmán de Hernández, estaba involucrada en serios actos de corrupción en su gobierno junto a otros funcionarios importantes de su administración.

A Salvador Jorge Blanco, no se le reconoció por la aplicación de medidas de carácter populista. Sus bondades fueron muy escasas. A dos años de su gestión, las fuertes exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI), le obligaron a tomar serias medidas anti populares que terminaron con una poblada escenificada en abril de 1984 y la cual terminó con decenas de muertos, cientos de heridos y miles de apresados. Finalmente, Salvador Jorge Blanco concluyó su mandato definido como el gobierno más corrupto de los últimos tiempos. Único mandatario hecho preso y condenado luego de salir de las mieles del poder.
Leonel Fernández Reina, sedujo a la población con su peculiar recurso del uso de la buena retorica discursiva, su carisma personal, su apego a la tecnología y su real preocupación por la organización del Estado, creando ordenamientos y transformaciones del sistema de servicios en las oficinas púbicas. Aplicó importante reducción en la nomina pública. Disminuyó los subsidios al Gas Licuado de Petróleo y de la tarifa eléctrica. Sin embargo, su gobierno se vio afectado por las denuncias de innumerables actos de corrupción en los que se mencionaban importantes funcionarios de su círculo más cercano. Aun en estos días “algo huele mal en Dinamarca”.

Danilo Medina Sánchez, actual presidente de la República, ha sido quien más ha sabido sacarle provecho al tema de la aplicación de políticas públicas al servicio de la gente. Desde que llegó al Palacio Nacional inició una innovadora metodología de llegar a los pobladores que no pueden visitar a los gobernantes a sus oficinas palaciegas.

“Las Visitas Sorpresas” han sido su buque insignia. Tener contacto directo con la población, invertir el 4% del PIB en la educación, eliminar las molestas escenas de las cuarenta yipetas en la capsula presidencial. Recibir y responder cartas en cada una de las actividades donde se llevan a cabo inauguraciones y actos públicos, donde ya la gente tiene por costumbre llevar sus solicitudes al Presidente. Que un equipo de políticas sociales de la presidencia de seguimiento a todas las solicitudes hechas al gobernante y que sus peticiones sean atendidas o canalizadas por las instituciones correspondientes. Estas y otras medidas más han mantenido al presidente Medina en una dulce boda de oro con la población más pobre del país. Es por esto que no baja de ser el presidente mejor valorado de República Dominicana, de América Latina y del mundo.

Por: Jesús Belén de la Cruz

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