La sonrisa pueril del ex ministro de Obras Públicas y precandidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, Gonzalo Castillo, ha sido objeto de análisis y controversia en el ambiente político y social de la República Dominicana.
¿Cómo es posible que alguien mantenga una sonrisa en momentos de tanto estrés y tensión, en medio del ojo de huracán mediático, encartado en un entramado judicial complejo de consecuencias inciertas?
La respuesta no es sencilla, pero desde el punto de vista de la psicología, es posible que la sonrisa de Gonzalo Castillo refleje una actitud de bienestar emocional, visto desde la escuela de la psicología positiva.
La psicología positiva se centra en el estudio de las emociones positivas, como la felicidad, el amor, la esperanza, la gratitud y la satisfacción con la vida, y en cómo se pueden cultivar y promover en las personas.
En este contexto, una sonrisa pueril podría considerarse una expresión de emociones positivas y de bienestar emocional. Por tanto, aunque para algunos pueda resultar incomprensible, para otros, esta sonrisa puede ser vista como encantadora y reconfortante, especialmente en momentos en los que la seriedad y el estrés son demasiado intensos. En la sociología del dominicano, podría ser una sonrisa nerviosa.
No obstante, la desproporcionalidad de las emociones es un fenómeno que puede ser motivo de preocupación, cuando las emociones experimentadas no corresponden adecuadamente a la situación o evento que las desencadenó. Por ejemplo, sentir una tristeza profunda y prolongada por un simple desacuerdo con un amigo, o sentir una euforia extrema en medio de una desgracia familiar o una explosión de alegría por un éxito menor en el trabajo. En este sentido, la sonrisa pueril de Gonzalo Castillo podría ser interpretada como una reacción desproporcionada a la situación en la que se encuentra.
Más aún, es importante tener en cuenta que cada persona es única y tiene su propia manera de enfrentar situaciones adversas. Es posible que Gonzalo Castillo entienda que no tiene nada que temer o que simplemente esté mandando una señal de tranquilidad a sus familiares, amigos y vinculados, sin importar cuál sea la verdadera razón detrás de su sonrisa. Sobre todo, cuando suena el clarín de los implacables medios que buscan sus noticias, sin la oportunidad de captar o medir lo que ocurre en la parte más profunda del señor Castillo cuando se baja el telón. Lo cierto es que su actitud ha sido objeto de interés para los estudiosos de la conducta humana.
Por otro lado, la sonrisa de Gonzalo Castillo también puede ser vista como una manifestación de su personalidad. Un ser humano que sonríe con facilidad puede ser percibido como alguien amable, accesible y positivo, lo que puede ser beneficioso en ámbitos como la política, donde la imagen es un factor clave. En este sentido, dejar ver una sonrisa sin mascarilla, guiñando un ojo y saludando, puede poner de manifiesto una actitud positiva, propia de una personalidad revestida con una inteligencia emocional manifiesta o tal vez la reacción natural de un ser humano esencialmente bueno, cumpliendo así con la frase popular: “A los malos tiempos, buena cara”.
Por Juan Belén
Psicólogo
