Por: Lic. Fernando Núñez
Bachelof of US Legal Studies in Inmigration
En décadas muy atrás los programas educativos impartidos a través emisoras como “Radio Santa Maria” era un método respetado y de gran importancia, ya que esta enseñanza llegaba a cada rincón del país.
En otras emisoras, aunque no con esta descripción operativa, también era común escuchar mensajes alusivos a alejarse de vicios, del consumo de alcohol y los anuncios comerciales eran inspirados en educación.
Esa metodología pedagógica impuesta por los gobiernos enviando señales por medio a funcionarios que hacian cumplir leyes y reglamentos, como doña Zaida Ginebra de Lovatón, tenían un termómetro de cada señal que llegaba a los hogares dominicanos, sin embargo, esto fue perdiendose poco a poco conforme el desorden llenaba los espacios desde arriba hasta abajo en nuestro país.
La permisividad fue apoderándose hasta convertir algunas de las emisoras y otros medios en una bocina de la vulgaridad y el descaro.
Los dueños de emisoras, que incluso hay varios que son cristianos, musicos de conservatorio, empresarios de nombres, se han dejado cegar por el modernismo sodoma-gomorrista a fin de cooperar con la destrucción de una cultura y un comportamienso social más creible apegado a los valores, con excepciones como todo, pero mucho mejor que la vivida hoy dia.
Las canciones de doble sentido derrotaron al merengue romántico y contagioso, las voces tronadoras y desafinadas, con roncas y en todo de burlas sustituyeron aquellas voces suaves y melódicas que estas emisoras solían colocar.
Haciendo de este modernismo un negocio donde un elemento con un plato musical sustituye a una orquesta de musica compuesta por 16 o más profesionales.
Premian como burla al mejor compositor del año, ufff… y nos quedamos como si nada, hemos lanzado criticas mundiales por cosas más leves, pero no pasa nada, es parte del negocio y en eso está involucrado cada persona que trabaja en estos medios de una forma u otra.
El COVID-19 aparece y con el se demuestra la importancia real de las emisoras y canales televisivos. Ahora, si hay presupuesto, sustituyamos la musica perversa por educación, pero les recuerdo a los programadores y dueños de estaciones que no se le puede servir a dos dioses; o educamos o mal aconsejamos por medio a las señales.
Que no termine la clase del dia, y ahí mismo jamas deberían de sonar un disco del conejo malo, los de doble sentido, tampoco un dembow de aquellos que hablan de sexo y violencia. Por favor, que luego de las clases den un espacio para que los niños y jovenes se alejen del radio y no escuchen despues de la enseñanza el mensaje malvado de una sociedad contaminada en todos los ambitos.
Ojalá aprendamos de lo que está pasando y valoremos lo de antes y lo de ahora.
