Durante años, el tamaño y la influencia de Facebook aumentaron a un ritmo asombroso. Pero algunos estudios recientes indican que su arraigo entre los usuarios – especialmente en el mundo desarrollado – puede estar disminuyendo.
A escala mundial, el número de usuarios de Facebook sigue incrementándose a un ritmo constante a medida que más gente se conecta en el mundo en desarrollo. En EE UU, dos de cada tres adultos usan Facebook, pero esa cifra no ha variado en los dos últimos años. En concreto, el número de adolescentes estadounidenses que utilizan Facebook está descendiendo.
Según el Pew Research Center, un centro independiente, el 71% de los adolescentes estadounidenses que están en Internet usaban Facebook en 2015. Ahora, apenas la mitad dice que lo hace. Entre aquellos que siguen haciéndolo, una parte cada vez mayor parece que intenta reducir al mínimo el uso de Facebook, aunque su utilización de otras plataformas de redes sociales, como Instagram, parece que aumenta.
Como investigador que estudia la división digital”, me preocupa cómo varía el uso de Internet de un grupo a otro y si estas diferencias tienen consecuencias importantes para la sociedad.
¿Por qué importa este cambio?
Facebook suscita mucha preocupación: es adictivo, recopila (y distribuye) demasiados datos personales y fomenta la envidia y la depresión. Es comprensible que algunos vean con alegría la perspectiva de que Facebook se lleve su merecido. Pero como sucede con cualquier cambio en el comportamiento, habrá quien salga ganando y quien salga perdiendo, y también algunas sorpresas.
El abandono de Facebook por otras redes sociales es importante porque cada servicio permite o anima a sus usuarios a hacer cosas diferentes.
Facebook ofrece un amplio abanico de tipos de datos que se pueden compartir, como enlaces, texto, fotos, vídeos y más cosas, y cumple un gran número de funciones. A menudo se utiliza para una simple comunicación interpersonal, pero también es útil para crear grupos de discusión, compartir noticias y organizar eventos.
A pesar de la controversia sobre el papel de Facebook en la difusión de noticias falsas, la plataforma desempeña un importante papel a la hora de que los jóvenes se informen de las noticias. Hay pruebas que indican que los que usan las redes sociales para informarse tienen más probabilidades de ser políticamente activos.
Por el contrario, Instagram y Snapchat se centran principalmente en compartir imágenes. En esas plataformas no es fácil compartir texto o enlaces o fomentar el debate. Aunque se incluyen noticias y acontecimientos actuales en sus servicios, no desempeñan un papel importante.
Los ricos abandonan Facebook
Parece que el uso de Facebook por parte de los adolescentes disminuye más rápido entre los adolescentes ricos en EE UU, y está siendo sustituido por otros servicios de redes sociales como Snapchat e Instagram. Aunque realmente no sabemos muy bien la razón, el cambio en las pautas de comunicación basado en la clase plantea preguntas sobre sus consecuencias sociales más generales.
Si tenemos en cuenta todos los posibles aspectos positivos del uso de Facebook comparados con otras herramientas de redes sociales, tiene un abanico más amplio de herramientas y de funciones de expresión.
Mantiene a los conocidos en contacto entre ellos, ayuda a crear redes de contactos informales y permite la organización de grupos políticos y sociales. Como los adolescentes adinerados dejan Facebook, ya no podrán disponer de esas herramientas.
Por otra parte, si esos adolescentes ricos son los que ejercerán el poder y tendrán influencia en el futuro, y se marchan de Facebook, puede ser otra forma de fragmentar la sociedad porque los que tienen más dinero van a buscar formas más exclusivas de hacer contactos.
Los algoritmos de Facebook tienden a mostrar a los usuarios principalmente las vidas y los intereses de los que son más cercanos a ellos, pero también les permite recibir información de vez en cuando sobre las vidas de otros amigos más lejanos. Al abandonar la red, los ricos pueden perder una manera de saber algo sobre las vidas de los menos afortunados.
El vídeo es el nuevo texto
También merece la pena analizar las consecuencias sociales y educacionales más generales de que se deje de compartir texto y se pase a compartir imágenes y vídeos.
Cuando se adoptó Internet por primera vez de manera generalizada, los correos electrónicos y los foros de discusión online se basaban en gran parte en el texto y fomentaban el conocimiento cotidiano. Sin embargo, la cantidad de texto que se utiliza en la comunicación en Internet ha disminuido poco a poco.
Por ejemplo, un tuit normal tiene unos 50 caracteres de largo, y aunque Facebook ofrece diferentes maneras de interactuar, colgar un vídeo aumenta las posibilidades de que otros lo vean, lo que fomenta un abandono del texto. Y, salvo los hashtags opcionales, es posible que las imágenes que se publican en Instagram y en Snapchat no vayan acompañadas de ningún texto.
Naturalmente, la producción de imágenes y de vídeos requiere sus propios “conocimientos”, y el vídeo puede ser un medio de comunicación eficaz para el cambio político y social. No obstante, es posible que este abandono del texto tenga un efecto secundario inesperado, como es la pérdida de influencia de los usuarios pobres de redes sociales.
Los primeros investigadores pensaban que la comunicación basada en el texto a través de Internet permitiría que aquellos que tenían una condición social más baja participasen en las discusiones y en los debates en mayor igualdad de condiciones, porque los lectores no podrían juzgar a los participantes por su género, su raza o su clase social. Ahora, naturalmente, los perfiles de las redes sociales proporcionan a los lectores indicaciones sobre la raza y el género u otras pistas sociales, lo que reduce este efecto, pero los mensajes basados en texto todavía pueden superar las barreras sociales con más eficacia que el vídeo.
También es importante tener en cuenta lo fácil que es generar mensajes diseñados para tener un impacto social usando diferentes medios. Es fácil crear un mensaje de vídeo básico con un smartphone, pero puede requerir un mayor aprendizaje (y aparatos más caros) si se quieren usar técnicas de edición, de iluminación, de diseño de sonido y otras técnicas persuasivas. Es mucho más dificil ocultar los indicadores de la condición social como el género, la raza y la clase en el vídeo que en el texto, lo que hace que a los que discriminan (tanto consciente como inconscientemente) les resulte más fácil ignorar o restar importancia a los mensajes de vídeo.
El futuro
Es posible que las técnicas y las herramientas de vídeo lleguen a estar al alcance de todos, pero eso conlleva el riesgo de que se cree un entorno de redes sociales centrado en el vídeo en el que principalmente la gente comparte vídeos y fotos para conversaciones interpersonales burdas y superficiales. Esto puede hacer que las fuerzas comerciales y los más pudientes dominen la esfera pública del vídeo en Internet. Los educadores pueden ayudar a los jóvenes a entender las redes sociales y a aprender a utilizarlas mejor (y de manera más segura).
Los expertos, los educadores y los legisladores tienen dificultades para seguir el ritmo del cambio del comportamiento de la gente en Internet. Como las redes sociales se han convertido en una de las formas más importantes que tienen las personas de comunicarse entre ellas y con el mundo, tenemos que hablar más matizadamente de los posibles cambios en la forma de entendernos entre nosotros y del equilibrio de poder entre los grupos sociales.
En vez de debatir si las redes sociales (o las empresas de redes sociales) son buenas o malas, una de las preguntas fundamentales que deberíamos hacernos es cómo los diferentes grupos usan las redes sociales de manera diferente y cómo esas diferencias afectan a la sociedad. Hay muchas cosas que tenemos que aprender.
Fuente: El País