En estos días es muy común escuchar a los amigos o relacionados en cualquier lugar del mundo, cuando nos comunicamos para conocer la situación particular de sus respectivas comunidades relacionadas con el Covid-19, interesantemente nos encontramos que las frases más comunes son “Cuarentena” y en otros momentos “Aislamiento”.
Está situación nos conmina sencillamente a arrojar alguna luz, que permita poner en perspectiva los dos términos en cuestión.
Me voy a permitir, primeramente, hacer un breve paseo histórico, para comprender el concepto de aislamiento, lo que nos obliga a remontarnos al año 600 A.C. cuando los enfermos de lepra eran condenados y distanciados en contra de su voluntad, tanto por las autoridades como por sus propios familiares, incluso, en algunas comunidades eran borrados de los registros civiles y en otros pueblos con normas religiosas a los contagiados los declaraban fuera de la “Gracia de Dios”.
Es decir, que el penoso drama que tenían que vivir los confinados los convertían en personas no gratas, por su puesto, hoy día no se pueden tomar acciones de esas naturaleza, ni mucho menos tan inhumanas como en el pasado, sin embargo, tanto el “aislamiento” como la “cuarentena” son estrategias de salud pública que se utilizan con la finalidad de prevenir la propagación de una enfermedad altamente contagiosa.
Tanto el aislamiento como la cuarentena mantienen separadas a las personas que están enfermas o que presentan algunas sintomatologías asociadas o que han sido expuestas a una enfermedad altamente contagiosa, sin embargo, permanentemente utilizamos ambos términos como sinónimo, cosa que no es así, en tal sentido, intentaremos encontrar la delgada frontera entre un termino y otro.
Es bueno saber que “el aislamiento persigue distanciar a las personas que ya han enfermado, de los que aún están saludables y que tienen una alta posibilidad de contagiar a otros, por eso el aislamiento trata de limitar el movimiento de los enfermos como medida preventiva para evitar la morbilidad. De manera se busca evitar el aumento de la cantidad de personas vulnerables que se pueden enfermar en un tiempo determinado.
Por otro lado, cuando hablamos de “Cuarentena”, es de vital importancia poder comprender que la misma procura separar y restringir el desplazamiento de personas que pueden haber sido expuestas a una enfermedad contagiosa, pero que aún no manifiestan síntomas, esto, con la finalidad de observar si estos enferman, entendiendo que esas personan pueden o no ser contagiosas.
Siempre se ha recurrido a cualquiera de las dos medidas por las autoridades del sector que administra la salud en tiempos de crisis sanitarias, sin embargo, es bueno destacar que contrario a otros tiempos, hoy se hacen esfuerzos ingentes para respetar la dignidad humana, en los casos de los que están viviendo en condiciones de confinamiento, pero es de vital importancia y fundamental que cada paciente asuma su responsabilidad familiar y social en cuanto a la toma de conciencia para evitar la propagación de la enfermedad en cuestión.
Las principales medidas que utilizan las autoridades para controlar la propagación de las enfermedades y bajar las incidencias pueden variar de una localidad a otra, pero en sentido general las mismas pueden ir, desde la cancelación de eventos públicos, toque de queda, medidas que pueden ser de orden parcial o total.
Otras acciones preventivas que suelen adoptar las autoridades estatales son, el cierre de las fronteras terrestres, marítimas y aéreas, suspensión de las actividades educativas, así como también la paralización del sistema de tránsito colectivo entre otras medidas de interés general, las que muchas veces dependen de la particular realidad social de cada comunidad.
Con el avance exponencial de la tecnología, el aislamiento de las personas suele ser muy relativo, ya que podemos estar confinados en nuestros hogares y al mismo tiempo estar conectados con el mundo exterior.
Dr. Juan Belén
Psicólogo
Editor de “Visión Global”
