Firmó con 21 años y regresó a la MLB tras un lustro fuera
A punto de cumplir 37 años, sin depender de una bola rápida invisible y con una carrera de trotamundos en la que se montó en el tren ya encendido, César Valdez no para de agregar adjetivos en una liga dominicana donde un abridor que supere las cinco entradas cotiza en las nubes.
El lunes ante una alineación de las Estrellas con Jeremy Peña, Junior Lake, Robinson Canó, Yamaico Navarro, Héctor Sánchez y Elehuris Montero en fila, Valdez dibujó en el Quisqueya cual si fuera Miguel Ángel en la Roma del siglo XVI; lanzaba partido sin hit hasta el sexto capítulo y retiró 13 hombres al hilo después de dar un boleto en la primera entrada.
Una extensión de lo que hizo en la serie regular (5-1, 1.58) que le valió ganar la primera Triple Corona del pitcheo en casi medio siglo y el premio al Jugador Más Valioso que solo tres lanzadores lo habían conseguido en el circuito.
Lo hizo luego de perder su primer partido en postemporada en más de una década y con solo 81 lanzamientos en siete entradas en blanco de tres hits y un boleto.
“Lo del no-hitter tú lo estás mirando ahí en la pizarra, no es ningún secreto, yo quería poder lograrlo, yo sé que es muy difícil, hasta en las pequeñas ligas es difícil, pero gracias a Dios se logró la victoria. Ya en la última entrada le dije a Offerman que iba para el séptimo”, dijo el derecho tras el choque.
El largo recorrido
Pero Valdez, original de Santo Domingo Este, requirió de mucha resiliencia para llegar hasta aquí.
Era mayo de 2005, previo al inicio de la Liga de Verano y a días del cierre del mercado internacional, cuando Junior Noboa, jefe internacional de scouts de los Diamondbacks, emitió un cheque de US$7,000 para reclutar a un derecho de 21 años.
“Claro que no, hay que darle todo el crédito a ese muchacho por el corazón, confianza en Dios que tuvo”, dice Noboa sobre las expectativas que tenía de lograr una carrera larga.
Era una de esas firmas de veteranos para completar roster y servir de sparring a los nuevos fichajes.
“Tenía lo que en inglés llaman pitchability o habilidad para lanzar. Desde que lo firmé ha tenido un talento tremendo para administrar bien su arsenal, es súper inteligente, no tenía bola rápida entonces ni ahora, pero una gran localización con buenos lanzamientos rompientes”, dice Noboa, quien como asistente de la gerencia azul lo trajo de vuelta al Licey en 2015 y desde entonces se ha visto su mejor versión.
Los Tigres tomaron a Valdez en la séptima ronda del sorteo de novatos 2007, debutó desde el bullpen en la campaña 2008-2009 y en ese primer tramo tuvo su mejor desempeño en la zafra 2010-2011 (3-2, 4.31 en 39 entradas). Ese 2010 tuvo su breve paso por la Gran Carpa con Arizona (nueve partidos).
Sin embargo, la Cabra, como le apodan, no encontraba espacio en el cuerpo de pitcheo azul, llegaron lesiones y hubo que emprender por otros caminos. Fue prestado a las Águilas del Zulia en Venezuela y los Gigantes de Carolina en Puerto Rico (2011-12), en la 2012-2013, ya como un lanzador de México en el verano, tras cinco juegos con los felinos tomó el avión hacia Zulia de nuevo, repitió en la 2013-2014 volvió a compartir trabajo entre Licey y Zulia y en la 2014-2015 lanzó toda la campaña en tierra bolivariana hasta llegar a la Serie del Caribe con la tropa venezolana.
Es en la 2015-2016, con Manny Acta como gerente, que Valdez se asienta en el país tras lanzar entre México y Taiwán en el verano, un arranque incomodo, pero Welington Cepeda, entonces coach de pitcheo del equipo y que lo conocía desde Arizona, recomendó administrarlo entre el relevo y las aperturas.
El desempeño le abrió las puertas a una organización en los Estados Unidos (Astros) por primera vez desde 2011 cuando los Marlins lo dejaron libre. En 2017 retornó a las mayores entre Toronto y Oakland y desde 2020 es parte del bullpen de los Orioles.
Un éxito que llegó en el tramo de carrera cuando la mayoría entran en la curva de descenso.
Fuente: Diario Libre
