“Cuando el perro ladra se castiga al amo”, “donde manda capitán no manda soldado” y “de tal palo tal astilla” son algunos refranes populares que bien pudiéramos contextualizar para conocer un poco más sobre el origen del comportamiento conductual delictivo del joven Percival Matos, partiendo de la practica y patología de su progenitor, general (r) Percival Peña.
Se hace sumamente necesario descifrar los códigos y el formato de la defensa paterna a los crímenes y robos comunes cometidos por el joven bandolero, a los que este padre irresponsable pretende ahora darle una connotación de acciones patrióticas y revolucionarias. Según el papá guapetón, su hijo, cual comandante en armas, solo trataba de enderezar la sociedad corrupta en la que vivimos. Llamando incluso a una jornada nacional de encendido de velas, con lo cual pretende esconder su verdadera responsabilidad paterna en la mala crianza de su santurrón.
Recordamos con pesar aquellos momentos de los años 70, días difíciles y de trágicos resultados, donde se registraron tristes y lamentables actos vandálicos con robos, asaltos y atracos protagonizados por algunos grupos de la izquierda parasitaria del país, quienes bajo el falso argumento de captar recursos económicos para financiar la revolución y la lucha contra el capitalismo crearon pánico y terror en nuestras calles. Las victimas de entonces fueron las casas de cambios, almacenes, tiendas e infelices billeteros que asaltaban cuando cada lunes se dirigían con los efectivos de las ventas de la semana a realizar sus compras de billetes y quinielas a la Lotería Nacional.
Esos actos delictivos no eran más que robos vulgares, terrorismo individual y vandalismo político con matiz izquierdoso. Tan solo eran acciones al servicio de causas personales y contrapuestas el verdadero espíritu de lucha y combate de los hombres y mujeres que han sabido sacrificar sus vidas en aras de alcanzar la libertad y la independencia nacional, esos actos jamás tuvieron razón de ser en aquella ocasión, como tampoco lo podrán tener ahora los actos vandálicos y criminales que cometió John Percival Matos.
Este hijo malcriado y de mente retorcida, robó un avión, atracó bancos en plazas públicas, participó en asesinatos y provocó múltiples heridas a personas sanas y de conducta correcta en nuestra sociedad. Disparó contra pobres guardianes para robarle las valijas que por un sueldo mal pagado debían proteger hasta con su vida. “El Santo” John Percival dirigió una banda de asaltantes para comprarse jeepetas, beber fino y pagarles algunos gustos a mujeres y socios que les seguían y protegían. Ahora, el padre malvado trata de endiosarlo y convertirlo en figura histórica. Cuántas cosas tenemos que ver y escuchar en nuestra amada República Dominicana. ¡Ahora los villanos comunes son héroes nacionales!
Percival Peña, el padre, fue condenado junto a otras personas por tráfico de drogas, conducta delictiva y asociación criminal el 16 de diciembre de 1994, hecho por el cual cumplió prisión en la cárcel de La Victoria. El tremendismo de este señor es tan patológico que llegó al colmo de sobrevolar con una avioneta el Palacio Nacional y tirar propaganda política sobre este espacio, que él mismo sabe es de seguridad nacional. En su condición de “abogado del diablo” defendió a su vástago en el juicio donde se produjo el descargo por el robo del avión en aeropuerto Joaquín Balaguer. Ahora, cuando le entregan el cadáver de su hijo por cometer acciones criminales de las cuales él tiene una alta cuota de responsabilidad, acusa al presidente Danilo Medina y a los empresarios del país de ser los responsables de su muerte. ¡Que desvergüenza!
El pequeño John, como digno heredero de su padre, decidió imitar “metralleta en manos” las acciones de su progenitor. Comenzó sus apariciones públicas cuando junto a otros cómplices robó un avión, la madrugada del 23 de octubre del 2011 en el aeropuerto Joaquín Balaguer (El Higüero). Protagonizó el robo de plaza La Sirena, en Villa Mella. Dirigió el asalto en Bella Vista Mall, donde se dice que actuó en sociedad personas de origen venezolano. Este genio del mal fue quien cometió el espectacular atraco al banco popular de Plaza Lama. Con esta acción sus ratings se elevaron tanto que se hizo necesaria la orden expresa del presidente de la República para poner fin a la ola de terror, violencia, robos vulgares y de crimen organizado de la banda que dirigía este vil asaltante con respaldo paterno. John Percival ya es famoso, su triste biografía fue colocada en Wikipedia y su padre está muy orgulloso de su hijo ladrón. Fin de la historia. ¡Dejad que los muertos entierren a sus muertos!
Por: Jesús Belén de la Cruz