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Música urbana fomenta la descomposición social: debe reciclarse para continuar creciendo

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Por: Licda. Yocar Batista Brito

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Comunicadora Social, Periodista, Reportera, Productora.

“La esencia del dembow es la tiradera, alardear de lo que se tiene”

Santo Domingo. Como bien es sabido, la música urbana nació en los barrios. Sus orígenes se remontan a épocas de protestas hacia los sistemas políticos que subyugaban a las masas menos pudientes, siendo este género el instrumento perfecto para reclamar los derechos de los oprimidos.

Los protagonistas de este movimiento comúnmente son de sectores marginados. Por sus raíces, esta música era un estilo aberrante para los de clase alta. Con el tiempo, al convertirse en un mercado más comercial y popular, ha llamado la atención de aquellos que criticaban y rechazaban esta industria, debido a los frutos que se cosechan de esta.

La sociedad dominicana cada vez es más ruidosa, violenta y encaminada hacia una alienación preocupante. Ningún espacio público del país está libre de ese desorden rítmico el cual ha sido incentivado por los propios medios de comunicación, especialmente los productores de radio y televisión.

Diversos programas radiales y televisivos promueven diariamente en diferentes horarios esos alucinantes contenidos.

En los parques, plazoletas, aceras, tiendas, autobuses y carros públicos, vehículos privados y hasta vendedores ambulantes colocan en sus triciclos de carga enormes bocinas con ese ruido.

La violencia tiene diversas manifestaciones y se expresa en un conjunto de factores que inciden en su propagación. La falta de educación, de orientación familiar, de protección en el hogar, de oportunidades y recursos económicos genera ese lamentable cuadro social.

Los altos niveles de violencia son vinculados con el dewbow
En ese sentido, la psicóloga Soriver Cordero entiende que el dembow no se puede desvincular de los altos niveles de violencia que se registran en la sociedad dominicana, e inclusive, en los feminicidios.

Plantea que el ser humano actúa tomando en cuenta las informaciones que tiene en su cerebro, “y lo que hay en el cerebro de quienes escuchan estos ritmos, sobre todo el Dembow y el Reguetón, son frases que hablan de matar, de darle duro, de darle pa´ bajo, de que la mujer es una puta o una perra. Ese es el pensamiento de quienes promueven o disfrutan de esos ritmos”.

Explica que detrás de esas descomposiciones sonoras derivadas de géneros como el hip-hop, el rap y el reggaetón importados de los Estados Unidos, Jamaica, Puerto Rico y Panamá se esconden las garras ocultas del narcotráfico.

El género urbano no es la expresión del pueblo
Mientras que el maestro de Sociología, Rafael Álvarez explica que se ha querido vender la falsa visión de que el género urbano es una expresión auténtica y representativa del pueblo, de las estrechas calles de los barrios marginados, de los excluidos sociales y de la pobreza que rodea esos espacios urbanos.

“La música urbana afecta a los jóvenes de hoy día, teniendo en cuenta que una cosa es la música y otra el modelo de sociedad que tenemos, nosotros estamos en un modelo de sociedad que es movida por la lógica económica, es un modelo que cada día la gente lo que piensa es en cómo ganar dinero, eso ha hecho que de algunas manera haya entrado en crisis el discurso educativo, porque casi siempre se dijo que con la educación era que íbamos a salir de la pobreza, sin embargo no ha sido así”.

Álvarez continua diciendo que normalmente el ser humano agota parte de su vida estudiando, y “de buenas a primera viene alguien con un tema ´el que, el que, 7 pollo´ y es más rico que tú”.

El también filósofo y politólogo considera que es necesario tomar en cuenta la realidad de los jóvenes que incursionan a la música urbana. Explica que por lo general utilizan letras burgalés donde solo dan mención al dinero que tienen, y a las joyas que poseen. En ese tipo de música el mensaje siempre está en la esencia de lo que es el dembow; que es la tiradera, donde cada quien empieza a alardear de lo que ha ido consiguiendo.

“Estamos en una sociedad donde no se siguen lideres sino ídolo, y estos jóvenes vienen de barrio. Los lideres la gente lo ve hoy en día como unos pendejo porque murieron en la pobreza, por eso decidieron seguir ídolo que hoy día son los artista y los deportista, lo que hacen es mostrar fortuna y mostrar dinero. No es solo la música que impacta en esa sociedad”, asegura Álvarez.

Las descomposición en la música urbana es un fenómeno, que siempre ha existido, “ejemplo antes existía lo que es el merengue de salón, cuando surgió Jhonny Ventura, con el merengue de salón todo el mundo sentado le llama el combo show, donde lo criticaron luego cambio sus letras y mira el reconocimiento que tiene hoy. Cuando surgió la Coco Bam tenía un lenguaje callejero y ese fenómeno a la sociedad le gusto” comenta el experto en el tema.

De acuerdo con Álvarez la manera de expresarse de la gente va evolucionando, explica que esta es una generación realista, su forma de hablar es una forma llana, le llaman a las cosas por su nombre.

Entiende que los urbanos deben corregir cierta vulgaridades, “Esta es parte del inicio de su carrera, porqué saben que es un elemento que vende, y aunque muchos critiquen la vulgaridad eso es lo que más se vende, es el caso de muchos artista urbanos que empezaron con música de buenas letras y no se daban a conocer hasta que empezaron a usar letras dañina”.

La música urbana llama a la atención a los jóvenes porque se parece a ellos
La música urbana llama a la atención a los jóvenes porque se parece a ellos, anteriormente existía un estilo de música muy estilizada e informal, y esa música solo era para los que tenían cierta elite de nivel social, como fue el caso de Manuel Tejada, Jorge Tavera y esas personas, pero de buena a primera empezaron a surgir muchos jóvenes que empezaron a grabar en su casa y en los barrio, y a llevarla por los colmadones, por eso se le llamó música de calle. Explica Ramón Álvarez.

Anteriormente se llevaba música de los grande residenciales a los barrio, ahora es lo contrario la música se lleva de los barrio a los grande.

El politólogo y filósofo piensa que las malas letras de la música urbana puede mejorar con un poco más de formación, ya que, entiende, la mayoría de los urbanos no han estudiado y necesitan preparación para manejarse bien, “deberían retornar las escuela de música para seguir formando a los jóvenes de hoy día no hay que satanizar al género urbano de un todo”.

Continua explicando que la música urbana es parte de un momento histórico que se está viviendo en la sociedad de hoy, es una música hasta cierto punto desechable, “por el simple hecho que solo duran un tiempo sonando luego desaparecen. Al menos que cambien el significado de sus canciones, deben reciclarse para seguir creciendo”.

En cuanto a los niveles de violencia que vive el país, él entiende que no se debe a la música que se escucha, sino a las condiciones desiguales que se viven en la sociedad, “es fácil no tener el pan de cada día, esa son situaciones que van afectando a la sociedad de hoy día, es mejor hacer música urbana que andar robando y atracando en la calle”.

Explica que los medios de comunicación deben ser más selectivos con la muisca que le ofrecen al pueblo.
Álvarez argumenta que deberían volver las escuelas musicales que había antes para formar a los jóvenes a que hagan música con sentido. Entiende que parar la música urbana es imposible “ya ese problema no es de emisora”.
Finaliza diciendo que la juventud debe tener la capacidad de saber elegir lo que le aporta y lo que no le aporta, “sencillamente escuche lo que le aporta y lo que no le aporte no lo elija, porque al final del día la gente termina haciendo lo que le da la gana, el problema no es la música es la educación, lo que no le aporta deséchelo y punto”.

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