Editorial

La nueva Junta Central Electoral

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¡Ya el país tiene una nueva Junta Central Electoral y qué bien! En los últimos días los escarceos y combates mediáticos en torno al tema de la selección de estos honorables ciudadanos, era tan agresiva que por momento se adueñaba de todas las primeras planas de los diarios y copaba de una forma impresionante el fenómeno de las redes sociales, y no era para menos. El caso así lo ameritaba.

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El saliente presidente del alto organismo comicial, Roberto Rosario Márquez, tenía ganada la batalla mediática, y a su favor una buena parte de los senadores que tendrían el deber de seleccionar a estos notables. Sin embargo, el predominio de la política partidaria pudo más que la razón de Ley para hacer valer este mandato constitucional. La postura firme, de carácter nacionalista y responsable de Rosario, lo hizo grande y casi se cría una línea su reelección como presidente del organismo electoral. Pero otros gallos cantaron al amanecer de un nuevo día.

El doctor Julio César Castaños  Guzmán es el nuevo presidente de la JCE y le acompañan los miembros titulares, Roberto Saladín, Carmen Imbert Brugal, Rosario Graciano y Henry Mejía. Además tomaron juramento como  suplentes: José Miguel Minier, José Lino Martínez, Luis García, Rafael Evangelista Alejo y Juan Bautista Cuevas, todos fueron juramentados en el Senado de la República para el periodo 2016-2020. Un capitulo que ya se ha cerrado y ahora falta que sus prácticas y comportamientos conductuales como rectores de este alto organismo pueda definir “si están todos los que son o si son todos los que están”.

El nuevo presidente de la Junta Central Electoral, hablando ante los medios del país al momento de su juramentación, garantizó  que ese organismo custodiará la seguridad jurídica del origen de la familia dominicana, a fin de que “nuestra nacionalidad no se diluya y desmorone por falta de celo legal en el otorgamiento de la misma”. Afirmando también que “es una labor capital de la JCE la de custodiar los atributos de la personalidad de los ciudadanos: nombre, domicilio, estado civil, capacidad, que son asentados en el registro civil, al hacer constar los hechos jurídicos del nacimiento y la muerte de las personas”.

Creemos que por aquí anda el tema central de ese organismo, aunque la mayoría de los dominicanos entiende que el único o el papel fundamental de la JCE es el de la celebración de las elecciones cada cuatro años. La garantía, el blindaje y protección del Registro Civil dominicano es la razón causal por la que el embajador de los Estados Unidos, la llamada Sociedad Civil y las ONGs que cobran por la USAID, a través de la Comunidad Europea y otros organismos internacionales, enfrentaron con una campaña sucia y perversa al expresidente de la JCE, Roberto Rosario Márquez. Pero como hace daño quien puede y no quien quiere, mientras más duras eran las criticas contra Rosario; mas fuerte se hacia el respaldo de la sociedad dominicana pensante hacia su actitud responsable y celosa de la nacionalidad dominicana.

Esos Guacanagarix de nuevo cuño no tienen principios patrióticos ni mucho menos sentimiento nacional. Por eso son capaces de vender su alma al mismo diablo por unos cuantos dólares más. Su agenda es totalmente contraria al sentimiento nacional y a los objetivos metas del pueblo dominicano y sus instituciones. Esos traidores a la patria de Duarte,  Sánchez, Mella y Luperón tienen la tarea, por mandato internacional, de desbloquear el blindaje que por Ley tiene ese organismo para definir quienes son o no dominicanos. Ese es el meollo del asunto, y es por ahí por donde pretenden entrarle el agua al coco.

El cuco del fraude electoral ya es cuestión del pasado, este tema ha sido colocado en la palestra pública en las dos últimas elecciones más por necedad política o por algunas justificaciones de los actores perdedores del proceso comicial. El problema real para estos grupos se llama el Registro Civil Dominicano. Por tanto, es válido que el juramentado presidente del organismo reafirme su compromiso con la defensa de la  seguridad jurídica del origen de la familia dominicana. Desde esta columna de Gobernanzas  entendemos que justamente por ahí se debe conducir, con firmeza y gallardía, nuestra Junta Central Electoral.

Castaño Guzmán precisó que la JCE propiciará y reglamentará unas campañas electorales equilibradas, cortas, pacíficas, con acceso equitativo a los medios de comunicación, con transparencia en el financiamiento y sin abuso de los recursos públicos. Que así sea, y que sus compromisos sean velados por todos y todas los dominicanos sin distingos ni privilegios. Seamos vigilantes ante estos nuevos miembros de nuestra Junta Central Electoral. Felicitemos sus buenas acciones y condenemos sus actos deleznables. La democracia es la base de nuestro sistema político y debemos preservarla, aun cuando los malos y perversos dominicanos intenten cada día asesinarla con sus actos criminales. Luchemos por y para la patria, que es como trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.

Por: Jesús Belén de la Cruz

 

 

 

 

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