Desde hace poco más de dos décadas organismos internacionales y autoridades locales de diferentes partes del mundo han venido acuñando el término de Gobernanza para designar la eficacia, la calidad y la buena orientación de la intervención del Estado en los distintos procesos en que este participa, así como una forma de medir el desarrollo de las capacidades y desempeño de los actores activos de los gobiernos en sus espacios locales, intermedios y nacionales.
Este concepto es uno de los tantos que han surgido en el mundo después de la caída del muro de Berlín a finales de la década de los ochenta. La gobernanza eficiente se conoce como una nueva forma de gobernar con el concurso de los distintos sectores de la sociedad y donde los actores sociales también son incorporados a los procesos de la toma de decisiones a nivel municipal, nacional o supranacional. Lo que es utilizado, además, para legitimar las habilidades y actitudes de las autoridades en el ejercicio de sus funciones.
En el año 2005 fueron muertos a tiros cuatro regidores en el municipio de Piedra Blanca, Bonao. Allí también hubo más de una docena de heridos por disturbios escenificados entre militantes del PRD, PRSC y PLD respectivamente. Todo esto para escoger el bufete directivo de la Sala Capitular de aquella demarcación. Para evitar repetir esos actos de horribles consecuencias y para permitir la gobernabilidad municipal eficiente y participativa, la cúpula política del país llegó a un entendimiento para firmar un acuerdo de caballeros, mejor conocido como la “Regla de Oro de la Municipalidad”.
Este pacto permite que cada alcalde o alcaldesa escoja para dirigir la sala capitular de su alcaldía o distrito municipal a un regidor o regidora de su lineamiento político, para que de esta manera se pueda poner en práctica la gobernabilidad política y administrativa en esos espacios de gobiernos locales. Esto contribuye a eliminar los chantajes, las trapacerías y las negociaciones tras batidores que se dan comúnmente en esas instituciones cada vez que las salas capitulares deben aprobar algunas resoluciones para beneficio de la municipalidad.
Si bien la gobernanza implica un ejercicio democrático, participativo e incluyente, donde el poder no se aplica de manera autoritaria ni centralista; no menos cierto es que el ultrademocratísmo, la anarquía, el caos y el desorden son los enemigos principales para lograr la gobernanza eficiente, transparente y eficaz. El propósito fundamental de la gobernanza municipal es que las alcaldías y distritos municipales incorporen a los diferentes actores activos de sus respectivos espacios a la búsqueda de soluciones favorables al desarrollo de sus territorios y sus munícipes. Sin embargo, muchos regidores entienden que el término gobernanza local y la gobernabilidad política son sinónimo de mercadería municipal, de clientelismo y buscavidísmo personal.
Para nadie es un secreto que en el país la gran mayoría de los regidores usan sus fuerzas mayoritarias y su poder en la Sala Capitular para chantajear a los alcaldes al momento de aprobarles algunas resoluciones y proyectos que llegan a los consejos de regidores. Esa cultura debe ser erradicada de la municipalidad nacional. Las ciudades, municipios y comunidades deben ser espacios en los que debemos vivir todos como personas civilizadas y con buenas condiciones de vida. Los munícipes deben ser educados y empoderados para presentar proyectos que vayan en beneficios de la colectividad social. Debemos abogar para obtener una verdadera gobernanza municipal eficiente, eficaz y transparente.
Por: Jesús Belén de la Cruz