Por: José Rafael Padilla Meléndez
En nuestro país, la realidad social se transforma constantemente bajo la influencia de cambios económicos, políticos y culturales. Este proceso no puede comprenderse sin una mirada profunda hacia la experiencia subjetiva de quienes habitamos este planeta. Aquí es donde la fenomenología, con su énfasis en la comprensión directa de los fenómenos desde la perspectiva del individuo, cobra una relevancia particular.
El filósofo Edmund Husserl, padre de la fenomenología, planteaba la necesidad de poner en pausa los prejuicios y regresar “a las cosas mismas”. Esta idea, aparentemente distante de nuestro contexto cotidiano, nos invita a ver la vida desde los ojos de quienes la experimentan día a día. Las realidades urbanas y rurales del país, las desigualdades y los sueños de progreso pueden entenderse mejor cuando nos acercamos al contexto específico de cada individuo, libre de nociones preconcebidas.
En la República Dominicana actual, donde conviven diversas culturas y creencias, las relaciones humanas y la construcción de identidad demandan un acercamiento fenomenológico. Por ejemplo, la experiencia del joven que emigra buscando mejores oportunidades en la ciudad, el pequeño empresario que lucha contra las adversidades económicas, o la mujer que lidera una familia en condiciones de vulnerabilidad. Cada uno de ellos tiene una vivencia particular que, al ser observada sin juicios, ofrece una perspectiva única sobre el tejido social de nuestro país.
Comprender estos matices es un desafío que necesita de una observación genuina y una disposición para “ir a las cosas mismas”. Como sociedad, si nos abrimos a entender las experiencias individuales, podremos tomar decisiones más cercanas a la realidad y construir políticas que no solo respondan a estadísticas, sino a la verdadera vida de cada ciudadano. Esta mirada fenomenológica puede ser el paso hacia una República Dominicana más empática y cohesionada.
Husserl plantea comprender los fenómenos vividos, propone pasar de las cosas singulares al ser universal. Para ello, debemos realizar una reducción fenomenológica, que consiste en “poner entre paréntesis” la “actitud natural”, es decir, la creencia en la realidad del mundo y comprender que la clave para construir una sociedad más justa y equitativa, ello radica en entender las historias y sentimientos que componen nuestro día a día.
Prof. José Rafael Padilla Meléndez