Opiniones

La ciudad de Dios

Compartir Publicación

Por Felipe Castro

 La ciudad de Dios, no se trata de los 22 libros apológicos al cristianismo, de Agustín de Hipona, en la que confronta filosóficamente la ciudad celestial con la ciudad pagana, sino del contexto histórico de los israelitas como nación que, de ser víctimas, se han convertido en victimarios, sin la sensibilidad humana que el planeta le prohijó cuando fue víctima del holocausto hitleriano.

Según la creencia y sus creyentes, Dios es la representación de: la vida, el amor y la felicidad, es decir, que es ausencia de maldad. Es omnisciente; lo sabe todo, lo pasado, lo presente y lo futuro, hasta el pensamiento.

Conforme a la creencia religiosa, Dios es el creador de la perfección del universo, con la creación de todos sus elementos, e imperfecto en tanto la marcada discriminación de su obra más perfecta; al hombre sobre el hombre.

Tanto en el viejo como nuevo testamento se menciona al pueblo de Israel como el pueblo de Dios, con quien hizo un pacto. En el Nuevo Testamento, el término se aplica a la iglesia cristiana y a los creyentes en Jesucristo, quienes son considerados el nuevo pueblo de Dios.

En la existencia misma de la vida, la historia ha fluctuado entre la especulación y manipulación, como se puede ver en el viejo testamento la denominación de Israel como el pueblo de Dios, era implícitamente un imperativo, sin embargo, en el nuevo testamente se observa una ligera flexibilización en el cambio de paradigma, al cambiar a Israel como el pueblo de Dios por el de la Iglesia Cristiana creyente en Jesucristo como el pueblo de Dios.

No obstante, en la percepción de hacer creer en la existencia de una “Grey” preferida por el Omnisciente, cuya condición se refiere al conjunto de fieles cristianos, representados como un rebaño, y a sus líderes como pastores. Esta metáfora, particularmente en el versículo 1 de Pedro 5:2, enfatiza la responsabilidad de los líderes de cuidar y servir a la congregación con dedicación y humildad. Características estas contrarias a las actuaciones de Israel.

Trabajos forzados en la cantera del campo de concentración de Mauthausen.

Israel, de ser víctima de la catástrofe del mayor genocidio de la historia, a través del holocausto realizado por la Alemania Nazi, conocido como la solución final a la cuestión judía, donde asesinaban más de cinco mil seres humanos diarios en campos de exterminios y con cámaras de gas. Israel, hoy hace lo propio, con diferentes matices, contra el pueblo palestino. Con oídos sordos, mirada indiferente e ínfula de poder.

Para los judíos, las palabras lapidarias de Jesús; “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, “dejad a los niños venir a mí, porque de ellos es el reino de los cielos” y el “no mataras de ley de Moisés”, son palabras al viento. El pueblo de Dios es aquel, donde la vida tenga un principio, y que su final no sea por un capricho del poder, ya que no hay excusa universal que justifique desaparecer una vida, mucho menos un genocidio. Hoy Israel e Irán: cristianos y musulmanes, seguidores de lo celestial, entendidos como el bien, se han convertido en máquinas detractoras de la perfección de la existencia; la vida.

Felipecastro2378@gmail.

Felipe Castro

El autor es abogado y analista político.

Golden Fish Pescaderia
[poll id="2"]

Leave a Comment

You may also like