Por: Jesús -Belén- de la Cruz
Director
Aquellos que han hecho carrera política simulando la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, los del nacionalismo rancio y trujillista, algunos reductos de la izquierda sin frontera, los herederos de quienes se enfrentaron en armas en la revolución de 1965 (Elías Wessin y José Francisco Peña Gómez), algunos de los que se sublevaron en “las escarpadas montañas de Quisqueya”; todos se han reunido en una alianza sin principios para enfrentar a Gonzalo Castillo.
Para quienes definen la política como el arte de lo posible, estructurar una “alianza de macos con cacatas” no es tema de muchos cuestionamientos. Con el rabo entre las piernas y desenmascarados ante sus miles de seguidores, quedaron aquellos que han tipificado a Leonel Fernández como el padre la corrupción administrativa y de la delincuencia política. Ahora dicen que su alianza es parcial y solo incluye los niveles congresual y municipal.
Los testimonios públicos de los propios actores demuestran que un solo objetivo común mueve estos sectores que hasta hace unos días eran antagónicos furibundos: sacar al PLD del poder. Leonel Fernández da hasta la vida porque esto suceda. El expresidente desde hace mucho tiempo tomó la decisión de jurar: “yo o que entre el mar”; y Luis Abinader, que “no sube ni con levadura”, daría más de la mitad de su fortuna por ser presidente, aunque sea por un día.
Apenas se han concretado los mencionados acuerdos, generales o parciales, y ya las renuncias y brazos caídos se hacen evidentes en cada uno de los bloques. Luis Abinader se vislumbra como el mayor perdedor de esta alianza de “macos con cacatas”. En el PRM, los sectores de Hipólito Mejía y Wellington Arnaud no se sienten a gusto con lo sucedido, y en los próximos días se preparan para dar una gran sorpresa al empresario político.
A pesar de que Fernández había dicho en su gobierno que la lucha por el 4% para la educación era un “falso debate”, el presidente Danilo Medina lo ha implementado y de manera exitosa; sin embargo, Leonel quiere sacar al PLD del poder para que Gonzalo no continúe con este proyecto de nación. Aquí radica gran parte del pecado al que se refirió el gobernante ante miembros del Comité Central de su Partido.
Campaña engañosa. En diciembre de 2007, la entonces Secretaría de Obras Públicas inició un Plan Nacional de Asfalto, agregando cuatro millones de AC-30 procedentes de Venezuela, con los que se asfaltarían unos 1,500 kilómetros de carreteras. En 2009 se ejecutó el mismo plan de asfaltado para abarcar unos 2,000 kilómetros de calles y avenidas, con una inversión de 11,000 millones de pesos. Este plan se repitió en el 2011 y se pavimentaron unos 1,500 kilómetros.
Como se trata de un proceso cíclico y que es una demanda de las comunidades a través de las distintas alcaldías del país, el exministro de Obras Públicas, hoy candidato presidencial del PLD, Gonzalo Castillo, implementó un Plan Nacional de Asfalto por el mismo monto que el implementado en 2009 por Víctor Díaz Rúa. Sin embargo, Leonel Fernández está pidiendo que Castillo sea investigado, atendiendo a la denuncia de un medio periodístico.
Hablando de investigación. Sería bueno recordarle a Leonel Fernández y a sus aliados que quien tiene techo de cristal no puede tirar piedras a sus vecinos. Basta con mencionar algunos casos, como los 130 millones de dólares de la Sun Land (Félix Bautista). El contrato estafa de la Barrick Gold (97%) para la empresa y (3%) para el Estado. Sus vínculos con el reconocido narcotraficante Arturo del Tiempo, quien traficaba drogas y dólares en furgones camuflados entre mármol. Para solo dejarlo hasta ahí.
Lo mejor de la película, cuando es un clavo, es que desde sus primeras escenas ya el espectador sabe que su final será decepcionante. Sería interesante que Leonel Fernández y sus aliados, para enfrentar a Gonzalo Castillo y al PLD, se basaran en presentar propuestas políticas de nación. Elevar la propaganda de la campaña electoral en programas, políticas públicas eficientes y no seguir rebajando el debate político a la condición de un “meme” insustancial.
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