Opiniones

Independencia, afinidad y simpatía

Por Carmen Imbert Brugal

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El talante de los integrantes de esa congregación permitió la creación de una nomenclatura exquisita y bien vendida. Con el respaldo contundente de líderes de opinión y de la locuacidad de los representantes de los poderes fácticos que también exhibían el marbete casto, surgió la categoría de “los independientes”. 

Hombres y mujeres sin carné de partido, pero con más que reconocidas antipatías y cercanías a las candidaturas.

Con históricos afectos, rencores y vínculos públicos con políticos. También con inocultable rechazo al Gobierno que se disponían a desplazar repitiendo el mantra “se van”. Ciudadanía proba, cuya pila bautismal fue La Plaza de la Bandera. 

La presencia en el espacio validaba la pureza e idoneidad patriótica. Esa estirpe decidió asumir como adarga el tuiteo. La acción sirvió de catapulta, mientras más constancia y agresividad las oportunidades y valoraciones aumentaron.

Después que la categoría ha sido retribuida con decretos, propuestas de la Cámara de Diputados, designaciones del Senado, incluyendo la ratificación de embajadores independientes, algunos de esos tenaces odiadores decidieron borrar sus tuits.

Si las elecciones de la República fueran hoy, por quien usted votaria?

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