Por: Dr. Juan Belén
Psicólogo – Conferencista internacional
Cuando le preguntas a diez personas en cualquier grupo social, que si prefieren dar o recibir, la respuesta incondicionada se inclina hacia la segunda; sin embargo, en los hechos es totalmente diferente, pues nadie puede dar lo que no tiene.
Ademas, la Biblia declara que es más afortunado el que puede dar que el que puede recibir, por eso podemos afirmar categóricamente que la máxima expresión de solidaridad se puso de manifiesto cuando Dios entregó como ofrenda a su único hijo como pago por el pecado universal de todos los hombres.
Para el sociólogos francés Emile Durkheim (1858-1970) la solidaridad es aquello que mantiene la unidad en una sociedad, generando lo que se conoce como cohesión social, es por eso que la gente en sentido general valora a todos los que en cierto grado se sacrifican por en bien colectivo y eso lo podemos ver en nuestra sociedad dominicana, para no ir muy lejos.
Hace dos meses a los miembros de la Policía Nacional se le complicaba ir a un sector populoso a detener a un delincuente, recibiendo ipso facto el rechazo social para ejecutar de su trabajo, con razón o sin ella.
Sin embargo, en las actuales circunstancias de crisis, la misma sociedad comienza a valorar el rol de los miembros del cuerpo del orden público, pues mientras la mayoría se queda tranquilo en sus casas por mandato de la autoridades, ellos se exponen a situaciones que les puede cobrar hasta sus propias vidas, entonces, eso explica que la solidaridad de la Policía produjo un cambio de percepción de la gente, devolviéndole otra vez la autoridad que le es inherente.
La Conferencia Mundial de Wonca fue la responsable de reconocer a connotados médicos de todo el mundo, declarándolos “heroes” por su entrega incondicional a favor del bienestar de la salud de personas que viven en zonas alejadas de las grandes Metrópolis. La solidaridad de médicos, enfermeras y auxiliares son victoreados y aplaudidos como justa recompensa de su altruista y loable labor humana.
Es notorio que la solidaridad alcanza connotaciones en todos los ámbitos de nuestras vidas y no siempre tiene que estar vinculada a detalles materiales, como por ejemplo, el envío de remesas o la entrega de una funda con alimentos, que dicho sea paso, son gestos de vital importancia, sobre todo para los más vulnerables.
De igual manera, debemos destacar que hay otros tipos de necesidades que por sus naturalezas intangibles, las cosas materiales no la pueden satisfacer, por eso, ser solidario implica ver y reconocer las necesidades de los demás, no para generar penas; sino compasión, pues la pena es un sentimiento sin trascendencia, mientas la compasión nos mueve a la acción social.
Es altamente posible que una llamada telefónica, el envío de una nota de texto o de voz, pueden sacar de una angustia situacional a una persona, aunque parezca irrelevante, pero también debemos de entender que el contrapeso de la solidaridad es el agradecimiento, virtud que acompaña a determinados seres humanos, que por cierto son la mayoría, por eso debemos valorar a todos los que de una manera u otra hacen esfuerzos ingentes para mitigar las desgracias.
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