Editorial

Estado, Gobernación y Gobernanza

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Los filósofos griegos, como los medievales y modernos, siempre daban a sus enseñanzas un carácter dual e interpretativo. Razón por la cual, cuando se referían al Estado, generalmente lo hacían en función de lo que es el Estado y lo que debe ser. En tal sentido, al Estado ideal lo definían como un modelo y a los Estados reales como desviaciones.  Cuando Platón y su discípulo Aristóteles nos hablaban de la política como el arte de gobernar, de la Constitución ideal y la posible, ambos nos estaban entregando boletos de entradas, con derecho a la opinión, hacia el estadio del conocimiento sobre una polémica conceptual frente al Estado, la que, con marcadas  diferencias, aun existe en nuestros días.

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Aunque la obra “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo nunca pasa de moda, como texto referencial, no es menos cierto que sus enseñanzas sobre cómo aprender el arte de conquistar el poder, conservarlo y utilizarlo, ha perdido vigencia y documento de aplicación en nuestros Estados actuales. Así mismo, las tácticas y estrategias contenidas en “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu, jamás podrán ser guía para la acción política en una época donde las redes sociales pueden subir y tumbar gobiernos sin hacer un solo disparo.

En estos tiempos, el arte de gobernar ha tenido varias y diferentes aplicaciones. Por más que se mueva el licuado del fin de las ideologías, del derribo de las fronteras nacionales y del cese de la guerra fría; esto no será más que pura retórica discursiva y embarre de cuartillas por encargo. En el mundo siempre habrá diferencias ideológicas, políticas y económicas, así como contradicciones conceptuales múltiples. El igualitarismo absoluto nunca será una forma de gobernar ni de convivencia social. Es por eso que hoy tenemos conceptos diferentes sobre los términos Gobernación y Gobernanza.

Para fortalecer lo que estamos planteando, hagamos hincapiés en la palabra gobernar. Por ejemplo: en el marco funcional-operativo de los conceptos conocidos como: Gobernación y Gobernanza podemos establecer algunos puntos aclaratorios para definir sus significados y su funcionalidad en los distintos espacios en que les correspondan ser empleados cada uno de ellos.

Gobernación, es un término clásico que comprende tanto las instituciones del gobierno central como las acciones dirigidas a la definición y realización de los intereses generales relacionados con el Estado, tales como: dirección política, políticas públicas, legislación, administración, acciones sociales estatales, entre otros.

Durante mucho tiempo, las instituciones relacionadas al concepto Gobernación se han identificado con las entidades del Estado y se han considerado como acciones de Gobernación sólo las procedentes de sus órganos. Es así, como la tarea de gobernar y la responsabilidad por la gobernación correspondían en exclusiva a las organizaciones del Estado y a todas las ejecutorias del gobierno central.

La Gobernanza, en cambio, aunque es un término antiguo, su uso generalizado es reciente, y su usanza colectiva corresponde a los noventa, y especialmente a su segunda mitad. Además, no viene de una fuente única, sino diversa. La Gobernanza tiene más bien un carácter horizontal y democrático respecto a los estamentos de la toma de decisiones y en las aplicaciones de las políticas sociales de los Estados. Por tanto, esta nos permite pasar de la burocracia a la gerencia, al tiempo que permite una participación trisectorial (gobierno central o local, sector privado y ciudadanía) de todos los procesos políticos y económicos ejecutados desde el Estado.

El llamado Consenso de Washington y los programas de reformas integrales del sector público que las acompañaron respondieron a esta misma lógica de gestión política mundial.  A finales del siglo pasado la palabra Gobernanza quedó incorporada al lenguaje de la comunidad del desarrollo. Convirtiéndose en una terminología conceptual para la funcionalidad de las buenas gobernanzas en todo el mundo. Abogando también por la ética y la transparencia política, así como en cuanto al uso y manejo de los fondos públicos administrados.

Por: Jesús Belén de la Cruz

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