Editorial

El PRM y la Ley de partidos

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Los sistemas democráticos del mundo se rigen por leyes y reglamentos jurídicos que regulan los comportamientos de los partidos políticos, así como también de los organismos que administran los procesos electorales. En nuestro país, la Junta Central Electoral ha sometido ante el Congreso Nacional los proyectos para la Reforma Electoral y la Ley de Partidos Políticos. Muchos escarceos y fantasías mediáticas se escuchan en estos días por los distintos espacios de comunicación nacional, pero el Partido Revolucionario Moderno (PRM), en esta parte, le está mintiendo al país, la verdad es que ellos no quieren Ley de Partidos. Por lo menos en este preciso momento.

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Sabemos que una ley de partidos vendría a regular todas y cada una de las actividades en que incurran las organizaciones políticas del país. La ley de por si es importante, tanto en lo referente a los objetivos de garantizar el buen funcionamiento del sistema democrático, impidiendo que un partido político de manera particular se pueda convertir en régimen de dictadura absoluta, pero también definir quién o quienes tienen condiciones para llamarse partido u organización política representativa de grupos o conglomerados sociales a nivel nacional, provincial o municipal. De esta manera quedarían al descubierto una serie de entelequias oportunistas que se nutren como rémoras de los fondos públicos. Hablamos de esos recursos que se distribuyen a través de  la JCE., de los que muchos hacen piñatas.

Aparentemente todos los partidos están de acuerdo con dicha ley. El que todos los partidos políticos se puedan expresar de forma plural y democrática, que puedan concurrir a la formación y manifestación de la voluntad popular, a través de los  procesos electorales, esto de por sí constituye logros importantes y que vienen a afianzar el sistema democrático de nuestro país. Al tiempo que les dan a los partidos políticos el verdadero carácter de instituciones fundamentales para la participación política de la ciudadanía, y definiéndolos como entidades base del sistema democrático. Estos elementos, hasta el momento, parecen ser del agrado de todos y todos los actores actuantes.

Sin embargo, por los predios del Partido Revolucionario Moderno (PRM) parece que las cosas no andan bien, ni mucho menos claras. Y eso se puede afirmar por muchas cosas se están cocinando a lo interno de esa tormentosa agrupación política, esa que ahora está llamada a encabezar los sectores de oposición del actual gobierno que encabeza el licenciado Danilo Medina Sánchez. Por las trabas y cortapisas que el PRM está colocando al proceso para la aprobación de la citada Ley, se dice por los corrillos de “radio bemba”  que los del PRM no están interesados, por lo menos en este momento, en que se apruebe una real Ley de partidos políticos. Aquí se puede aplicar la máxima reza: “una cosa es con guitarra y la otra es con  violín”.

Los del PRM tienen las agallas de plantear de manera vulgar, como puros gallos locos, que antes de aprobar la Ley de Partidos y de asuntos electorales; se deben consensuar, o bien, negociar entre los actores llamados a constituir y escoger las Altas Cortes. Como se puede apreciar, están poniendo sus cabildeos de puestos en esas altas cortes como condición para aprobar esas leyes y esas instancias de poder. La verdadera actitud señoras y señores, es que estos personeros de la sombra política pretenden que la carreta vaya delante de los caballos. ¿Cómo es posible que se escojan los nuevos jueces de la JCE sin antes definir la nueva Ley y los procedimientos que los han de escoger, regir y hasta sancionar en los casos que sea necesario?

Los del PRM no quieren Ley de Partidos. Entre otras cosas, porque los que hasta el momento están financiando ese partido no quieren que su dinero invertido sea dejados al azar para las próximas convenciones de escogencias de los directivos de esa agrupación política, incluso y sobre todo, se está discutiendo a puertas cerradas en el PRM, quiénes tendrán en sus manos la dirección de finanzas, la presidencia, secretaria general y de organización de ese partido. Quienes en esa parcela ahora se están chupando el periodo de “las vacas flacas”, no quieren que de repente vengan otros compañeros que hasta el momento se están manejando tras bastidores, y un poco tacaños, a tomar por los cuernos todos los cargos importantes de la agrupación política. Por eso y por otras cosas más, esos perremeistas no quieren Ley de Partidos, por lo menos en los actuales momentos.

Por: Jesús Belén de la Cruz

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