Por: Lic. Fernando Núñez
Bachelof of US Legal Studies in Inmigration
Antes de la pandemia me preguntaba: cómo es posible que los empresarios paguen sumas inaceptables a los artístas para sus presentaciones. Sumas que son irrecuperables desde el punto de vista de la convocatoria y de los seguidores que puedan asistir a la actividad anunciada.
Fiel ejemplo en República Dominicana, excluyendo a Juan Luis Guerra o a Romeo Santos, no existe otro artista que pueda garantizar al empresario el cubrir los gastos de su pago por medio a ventas de boletas.
Póngale el nombre al artista, digamos Anthony Santos: El costo del Mayimbe es de un millón doscientos mil a un millón quinientos mil por presentación, más publicidad, lo que siginfican entre 150 y 200 mil pesos adicionales, por lo que para cubrir los gastos de pagos deben entrar 1,400 personas al lugar de presentación artística, a razón de mil pesos la boleta.
Después que logren entrar 1,400 personas es que el empresario comienza a ganar, contando de ahí en adelante para tambien pagar los gastos de montaje, seguridad, rentas y exigencias de los artistas y del lugar de presentación.
Esto da pié a que los empresarios presionen al público a pagar cuantiosas sumas por reservaciones y a obligar a consumir bebidas que en ocasiones ni siquiera son del gusto de la persona que quiere presenciar el evento; pero es natural, despúes de dicha inversión a nadie le gustaría perder en ningún tipo de negocio.
Analizado esto, podemos decir con autoridad que algunos empresarios han sido los culpables de esta situación, magnates del negocio que perdiendo ganan. Está demás decir, que pagar millones de pesos por un artista sabiendo que la inversión es irrecuperable es asunto de un buen donante o de un excelente negocio turbio.
Estos “magos”, disfrazados de empresarios, han dañado el mundo del espectaculo y muchos artístas sabiendo que hacen daño a sus seguidores les han seguido el juego por el dinero, sin saber que con ello solo logran alejarse de la masa que les quiere y todo es hasta el justo día que atrapen a los empresarios que utilizan los artistas para dañar a sus seguidores y para quebrar los lugares de eventos.
Recomendamos ponerse de acuerdo los empresarios reconocidos, bajarle los “humos” a los artistas, hacerlos aterrizar para que sus precios sean justos y acorde a la candidad probable de asistentes que puedan llevar al evento, así las boletas bajarían, las reservas no serían tan costosas y usted podría tomar desde un vino Campeón hasta una Moet en su mesa o mueble.
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