Ciencia y Tecnología

El 95 % de las aplicaciones infantiles para menores de cinco años contiene anuncios

Los juegos son interrumpidos frecuentemente por publicidad engañosa y no apropiada para menores

Un grupo de adultos se reúne en un restaurante. Para charlar tranquilamente y evitar que sus hijos corran por el establecimiento o causen cierto alboroto, les dejan el móvil. Esta es una escena habitual y uno de los motivos por los que el número de aplicaciones infantiles en el mercado se ha disparado. Los niños usan el teléfono móvil aproximadamente una hora al día y sus datos resultan jugosos para las empresas creadoras de apps que pretenden mostrarles publicidad dirigida. Pese a que los menores de ocho años son incapaces de diferenciar la publicidad de otro tipo de contenido, el 95% de las aplicaciones infantiles para menores de cinco años de Google Play Store contiene anuncios, según un estudio realizado por investigadores del hospital pediátrico C.S. Mott de la Universidad de Michigan.

La investigación, publicada en la revista Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics, revela que los juegos son interrumpidos con frecuencia por ventanas emergentes con anuncios que en ocasiones son engañosos, distraen y no son apropiados para los niños. Los investigadores probaron las 135 aplicaciones más populares destinadas a menores de cinco años en Play Store. Escogieron la tienda de Google en lugar de la de Apple porque para realizar el estudio utilizaron tabletas con Android. Más de la mitad de los móviles en Estados Unidos tienen este sistema operativo y muchas apps analizadas también están disponibles en la App Store.

Investigaciones anteriores han evaluado el contenido educativo de varias aplicaciones infantiles. Pero apenas se han realizado estudios sobre qué anuncios incluyen las apps destinadas a menores. La publicidad, además de distraer a los niños, puede resultar perjudicial para la salud. “Los anuncios publicitarios se han asociado con conductas alimentarias poco saludables y obesidad”, explica Marisa Meyer, coautora del estudio, a EL PAÍS.

El 100% de las apps gratuitas analizadas contenía anuncios frente al 88% de las de pago. A Meyer, los resultados le parecen preocupantes: “Esto afecta negativamente a los niños de familias de bajos ingresos que tienen más probabilidades de jugar a aplicaciones gratuitas llenas de anuncios más perturbadores y persuasivos”.

“Los anuncios publicitarios se han asociado con conductas alimentarias poco saludables y obesidad”, explica Marisa Meyer, coautora del estudio

En el 35% del total de apps analizadas —y en el 54% de las gratuitas— el juego es interrumpido por vídeos publicitarios que en ocasiones no pueden cerrarse de forma inmediata, sino que obliga al usuario a verlos enteros. Además, si al intentar cerrarlos se pulsa en alguna parte del anuncio en vez de en la “X”, se abre una ventana de Google Play para descargar otra aplicación. Para Jenny Radesky, también coautora del estudio, estos anuncios son los más insidiosos: “La pequeña ‘X’ no aparece durante unos 20 segundos. Si tienes dos o tres años, puedes pensar que el anuncio es parte del juego. Y no sabes qué hacer. Puede hacer clic en él y eso te llevará a la tienda de aplicaciones”.

Los investigadores también encontraron publicidad engañosa o no apropiada para los menores. Por ejemplo, de aplicaciones para adultos como Wish, Samsung o apps para hacer la declaración de la renta. Radesky explica que una app tenía un anuncio para descargar un juego político que mostraba “un dibujo animado de Donald Trump que intenta no presionar el botón rojo que enviará armas nucleares”: “Mi hijo me preguntó: ‘¿De qué está hablando, va a volar el mundo?”.

Aplicaciones que incitan a comprar

El 46% de las aplicaciones analizadas muestran anuncios que incitan a descargar la versión de pago de las mismas para evitar la publicidad o desbloquear nuevos niveles. Es el caso de My Caterpillar, una app en la que hay que cuidar a una oruga, y cuya versión de pago permite que el animal juegue con globos o juguetes que son inaccesibles en la aplicación gratuita.

Además, el 30% de las apps animan a los jugadores a comprar vidas extra o pagar para poder acceder a más personajes o ubicaciones. Por ejemplo, en Hello Kitty Lunchbox, el jugador puede comprar distintos alimentos o elementos decorativos para la bolsa de comida de Hello Kitty y en Masha and the bear educational games, la mayoría de minijuegos están bloqueados hasta que el usuario los compra.

Los protagonistas del 65% de las aplicaciones analizadas eran personajes famosos de franquicias o dibujos animados. Por ejemplo, la aplicación Coloring Book for Hello Kitty consiste en colorear dibujos de Hello Kitty o el juego LEGO Duplo Town —que consiste en construir una comunidad con casas, restaurantes o parques— tiene como protagonista a un personaje de LEGO. En La patrulla canina, uno de los personajes de la famosa serie (Ryder) introduce el juego y explica los pasos que los jugadores deben seguir para completar cada nivel.

El problema, señalan los investigadores, es que estos personajes les resultan familiares a los niños, desarrollan con ellos relaciones emocionales y de confianza y prestan más atención a lo que les cuentan. Si por ejemplo un personaje le dice a un menor que una misión o un rescate no ha podido llevarse a cabo porque no se ha realizado una compra, esto puede afectar emocionalmente al niño, según los investigadores.

Además de incitar a gastar dinero, el 28% de las aplicaciones analizadas animan al usuario a calificar la app en Google Play y compartir su progreso o puntuaciones en redes sociales como Facebook. Los menores son más susceptibles que los adultos a los anuncios, según los investigadores. Por ello, sostienen que la forma en la que se promueve la versión de pago es “poco ética”.

La Academia Americana de Pediatría recomienda la eliminación de anuncios en aplicaciones destinadas a niños menores de cinco años. Los investigadores consideran que se debería legislar al respecto ya que los menores no son conscientes de que sus preferencias son influenciadas. “Es necesario un debate de cómo equilibrar las necesidades de los anunciantes y los derechos de los niños”, explican los investigadores en el estudio.

Meyer sostiene que las tiendas de aplicaciones también desempeñan un papel fundamental en la protección de menores ya que pueden hacer que las aplicaciones de mayor calidad estén más destacadas y accesibles para padres e hijos. Las próximas investigaciones, señala, deberían analizar cómo los menores entienden la publicidad en los teléfonos móviles, a qué edad desarrollan el pensamiento crítico para saber cuándo intentan persuadirlos y cómo los padres pueden ayudar a formar a los hijos en este sentido.

ALGUNAS APPS ACCEDEN A LA CÁMARA DEL MÓVIL O LA UBICACIÓN DEL MENOR

Algunas aplicaciones infantiles tienen permiso para acceder al almacenamiento del dispositivo, la cámara, la ubicación o incluso el micrófono. La solicitud de estos permisos aparece en una pequeña pestaña al instalar cada aplicación. Pero el 88% de los usuarios acepta los términos y condiciones en Internet sin leerlos, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Además, según señalan los investigadores, no solicitan el consentimiento de los padres. Pese a que según la ley federal que protege a los menores en Estados Unidos, la Children’s Online Privacy Protection Act (COPPA), está prohibido recolectar datos sobre la ubicación de los menores, el 4,4% de las apps analizadas solicitan permiso para conocerla. Entre ellas, Love2Learn, Edukitty, y Masha and the Bear.

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