Por: May. Gral. ® Jorge Radhamés Zorrilla Ozuna
La República Dominicana ha sido forjada con el esfuerzo y sacrificio de muchos valientes, donde la juventud ha jugado un papel estelar. Desde antes de su fundación contó con el idealismo del faro de luz de todo buen dominicano, el joven ilustre Juan Pablo Duarte, quien sostuvo el aliento de un grupo de hombres y mujeres que, en la flor de su juventud, dieron comienzo a su obra conspirativa en el seno de “La Trinitaria”.
Hasta el momento en que nació esta sociedad secreta, todos los jóvenes del país estaban sujetos a las directrices trazadas por el dictador haitiano, y una parte de ellos colaboró con su régimen. En las primeras magistraturas actuaban los dominicanos de mayor relieve en la sociedad de esa época: Bobadilla, Jose María Caminero, Antonio Martínez Valdez, Vicente Mancebo, Manuel Carvajal, Leonardo Pichardo.
Pero hubo otra parte de la juventud dominicana que no fue contaminada por la astucia del mandatario haitiano, y que acicateada por el genio de Duarte, se lanzó al terreno de la conspiración y luego al de la acción para proclamar el grito de separación de Haití el 27 de febrero de 1844.
El ideal democrático de Duarte y de sus discípulos se malogró porque la dirección de la República, desde el surgimiento de la Junta Central Gubernativa, con el señor Tomás Bobadilla a la cabeza, pasó a manos de la generación que había vivido tranquilamente al arrullo de las cadenas durante los 22 años de dominación haitiana. Los altos cargos y las mejores magistraturas fueron ocupadas por quienes menos méritos tenían y por los que menos riesgos afrontaron en la hora de la decisión. Para alejar a los verdaderos próceres, a los genuinos libertadores de la Patria, se minimizó a los jóvenes de “La Trinitaria”, con el calificativo de “filorios”.
En este día tan especial para la juventud dominicana, le recomiendo no dejar apagar la antorcha de la fe y la esperanza para que, en honor a los adalides que nos legaron la obra inspirada en los ideales del joven visionario, talentoso y emprendedor Juan Pablo Duarte, luchar sin descanso para junto al partido de la esperanza nacional, nuestro instrumento de lucha, alcancemos los ideales trazados por ellos. Y grabemos en nuestros corazones una de las estrofas de nuestro instrumento de lucha que reza: “Unidos todos renovemos con la Fuerza de La Unión, la meta de Duvergé y Luperón y la prosperidad alcancemos”.
