Editorial

Cúpula empresarial prefiere Danilo Medina siga piloteando la nave

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Por: Jesús -Belén- de la Cruz

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Director

El país vuela como un avión, a 30 mil pies de altura y con viento de cola. ¿Sería oportuno, en estas condiciones, apagar el motor del avión y ponerse a inventar? Se preguntaba el empresario Abraham Hazoury al dirigirse a los presentes en una cena ofrecida el jueves 13 de junio, al presidente Danilo Medina por un grupo de empresarios dominicanos que acompañaron al gobernante en su primer viaje a la República Popular China.

A dos semanas de aquella amistosa reunión, se produjo otro encuentro empresarial con el presidente Medina, esta vez celebrada en el salón privado del Palacio Nacional. Según ha trascendido, allí se trataron temas de “interés común y la alianza público-privada que se impulsa para un mejor país”.

Para los empresarios reviste importancia el ambiente favorable para el clima de negocios que vive el país en los actuales momentos. Sus inversiones están seguras y sus ganancias aumentan cada día, al tiempo que el Estado ve crecer sus ingresos y estos redundan en beneficios de las amplias mayorías nacionales a quienes les son retribuidas partes de esas riquezas en bienes y servicios.

 Muchos se preguntarán: ¿Por qué en este momento en que se debate la reforma constitucional están los empresarios dando un espaldarazo al presidente Medina y su proyecto reeleccionista? ¿Tienen que ver estos encuentros con las brillantes oportunidades que se presentan al Estado-país y al sector empresarial por la apertura de las relaciones con China? ¿Quieren los empresarios que Danilo Medina detenga e imposibilite el retorno de Leonel Fernández a la dirección del Estado?

Esos encuentros de las familias más ricas del país con el presidente Danilo Medina dejan mucho que pensar y comentar. El tema de la habilitación y posterior repostulación del presidente ha dividido en dos mitades toda la sociedad dominicana. En los círculos políticos, la clase empresarial, los sectores fácticos, la sociedad civil y los colectivos populares; en todos lados, solo se habla, ya sea a favor o en contra, de la posible reelección del gobernante.

Los leonelistas lucen cada vez más agresivos y hasta parecen ignorar algunas formas de manejo político. Como si se les hubiera olvidado las viejas lecciones aprendidas en el libro “El arte de la prudencia”, de Baltasar Gracián. Abandonar una curul, donde tienen voz y voto, para tomar las calles y revolcarse con los grupos opositores al gobierno de turno y al partido del cual su presidente es el propio Leonel Fernández. Esto como que no le va bien a un político de la talla de quien, además, ha sido tres veces presidente de la República.

El libreto de “Guardianes de la Constitución”, hasta un momento le había quedado bonito a los Leonelistas. Pero, “como lo mucho hasta Dios lo ve”, con los últimos hechos escenificados frente al Congreso Nacional, la población pudo apreciar que esto no es más que un eufemismo que pretende esconder la verdadera realidad del actual debate Danilo Medina-Leonel Fernández. Se trata de la lucha por el poder y no otra cosa.

La consigna de “no hay marcha atrás” coloca a Fernández en una muy difícil situación en el panorama actual. Esta postura radicalizó a sus seguidores, dentro y fuera de su partido; es algo así como, “Leonel Fernández o que entre el mar”. Y todo esto a sabiendas de que el expresidente, en la actual coyuntura política, no cuenta con las fuerzas necesarias para salir airoso en una contienda interna y mucho menos posee las condiciones para imponerse ante una eventual negociación entre ambos sectores.

Lo extraño del presente escenario es que mientras una gran cantidad de personas y sectores representativos se manifiestan en contra de la reelección presidencial; el presidente Medina posee una amplia valoración popular, tanto así, que, en los actuales momentos, a siete años de su gestión, mantiene una aceptación que ronda el 52%. Ocupa el tercer lugar de popularidad en América Latina y el quinto en el mundo. Se trata de un verdadero fenómeno digno de ser analizado. “Danilo tiene sus votos en los bolsillos”.

La presente gestión de gobierno ha logrado una verdadera revolución social con desarrollo económico sostenido, donde las riquezas impactan de manera gradual y equitativa a todos los sectores del país. Al parecer, la magia del gobernante ha estado en saber manejar de manera estratégica todos los hilos que mueven la economía nacional. Su preocupación por la educación y por la incorporación al círculo virtuoso de la productividad a grupos sociales que habían estado excluidos de la economía formal.

Cuando la cúpula empresarial del país, representada por las 20 familias más poderosas de la nación, se muestra favorable para que un gobernante continúe al frente de la dirección del Estado, significa que las cosas andan bien. Es una expresión de que la economía goza de estabilidad, de crecimiento sostenido y que existe la más certera confianza de los grupos económicos sobre quienes tienen en sus manos la dirección del Estado. Y si junto a esto, los encantos del presidente siguen en el gusto de la gente, entonces, la reelección se hace cada vez más latente.  

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