Por: Jesús -Belén- de la Cruz
Director
Cuando la Política Social de un gobierno se emplea con matices de populismo enraizado y divorciada de todo proceso dialéctico, aunque en algunos casos se den pasos importantes en temas como el de la vivienda digna, educación, alimentos y la falta de trabajo, si esta no se lleva a cabo en armonía amigable con una Política Económica que impulse el desarrollo, la estabilidad y el crecimiento económico; entonces, estaremos asistiendo a un funeral político y social donde la única interrogante de los dolientes ha de ser: ¿cuándo y cómo será posible el desenlace que nos pueda sacar de esta terrible situación por la que estamos atravesando en los actuales momentos?
La República Bolivariana de Venezuela actualmente tiene las reservas de petróleo más grande del mundo. Otrora, uno de los principales países exportadores de productos agrícolas, como el café y el cacao. El 68,13 % de la energía eléctrica que se produce allí es a través de instalaciones hidroeléctricas, no precisamente a base del petróleo como piensa gran parte del mundo. Son productores de diamantes, oro, coltán, hierro, níquel, bauxita, mármol, carbón, granito y fosfato, además de las famosas tierras raras muy codiciadas en estos tiempos por poseer unos 17 elementos químicos y metálicos.
En la década de los 80s Venezuela, por su bonanza económica, era un referente latinoamericano tomado como destino por la mayoría de los habitantes de los países más cercanos. Los venezolanos eran líderes en las telenovelas, reinas de belleza, turismo y muchos renglones más. Desafortunadamente, los gobiernos corruptos de la derecha conservadora y el sistema fallido de Nicolás Maduro, como expresión ridícula del socialismo chavista, han sumido a Venezuela en la más espantosa miseria de todos los tiempos.
Nicolás Maduro como heredero de Hugo Chávez
Paso a paso y con el tiempo a su favor, Nicolás Maduro fue ganando espacio y confianza con el presidente Hugo Chávez. Con el pasar de los años fue considerado como su “heredero” natural. De ser un humilde conductor del Metro de Caracas, Maduro se convirtió en un militante entusiasta del Movimiento Bolivariano Revolucionario, fue fundador de varios grupos políticos, diputado al Congreso de la República, jefe de la misión diplomática y vicepresidente de Venezuela, luego es designado como el sucesor legitimo de Hugo Chávez.
En su condición de ministro de Relaciones Exteriores impulsó, junto al comandante Hugo Chávez, la creación y consolidación del ALBA (2001); Petrocaribe (2005); UNASUR (2008) y la CELAC (2010). Con la muerte del presidente Chávez es nombrado, por mandato constitucional, presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela.
No cabe dudas que Nicolás Maduro logró un ascenso escalonado en el gobierno del fenecido Hugo Chávez; sin embargo, en los actuales momentos, sin Chávez vivo y con los cambios que se experimentan en su aliada República de Cuba, el reinado de Maduro, de manera vertiginosa, se conduce por una pendiente enjabonada y sin posibilidad aparente de recuperarse de este marasmo político que trajo consigo el aislamiento internacional y el rechazo rotundo de gran parte de la población venezolana.
Han sido filtrados videos en las redes sociales donde aparecen jóvenes manifestantes con armas largas y automáticas disparando ráfagas a las fuerzas policiales del gobierno. Existe una línea marcada de sabotaje por parte de los empresarios nativos, quienes han provocado una parte de la crisis en Venezuela. Todo esto nos dice que contra Nicolás Maduro y su séquito de funcionarios se está cociendo algo grande y de consecuencias impredecibles. Ojalá que aquello no termine en un funesto golpe de Estado, en una operación captura tipo Manuel Antonio Noriega o la aplicación del método de moda en estos tiempos: la instrumentación de un expediente por corrupción y un grupo de jueces corruptos que se prestan para todo y un chin más, que finalmente los confinen en las cárceles.
La República Dominicana se acogió al fallo de la OEA que declara ilegitimo este mandato de Nicolás Maduro. Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea encabezan el concierto de países que desconocen estos seis años de gobierno. Por estos lares se ha orquestado una sinfónica de países que por igual han manifestado su oposición al régimen venezolano. Argentina, Panamá, Perú, Paraguay, Honduras, Guatemala, Colombia, Costa Rica, Brasil, Ecuador. Además Jamaica, Chile, Haití, Guyana, Santa Lucia y Bahamas. Con esta mega oposición internacional, ligada a la ya conocida crisis alimentaria, inflación galopante, inestabilidad política y presión social de los opositores internos; Nicolás Maduro se encuentra en la cuerda floja.
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