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¿Cómo afectó a Michael Jordan el asesinato de su padre?

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El documental hace foco en la última temporada de los míticos Chicago Bulls de los 90’s

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El 13 de agosto de 1993 fue, tal vez, el peor día en la vida de Michael Jordan. Después de varias semanas de buscar a su padre desaparecido, James apareció con un tiro en el pecho en un río de Carolina del Norte.

A poco más de un mes de haber conquistado su tercer campeonato con los Chicago Bulls, después de superar a los Phoenix Suns de Charles Barkley habiendo logrado su mejor actuación individual en unas finales de la NBA, Jordan recibió el golpe de del básquet profesional. “El fue mi pilar. Su muerte fue algo devastador”, dice Michael en uno de los nuevos capítulos de The Last Dance.

En una nueva entrega, la anteúltima de la serie que se convirtió en un éxito en el mundo del deporte, el documental que hace foco en la última temporada de los míticos Chicago Bulls de los 90’s salta en el tiempo para revivir lo traumático que fue para MJ la desaparición física de su papá.

Cansado por el escenario de su vida, presionado por la opinión pública debido su adicción a las apuestas y exhausto física y mentalmente por liderar a su equipo a ganar tres títulos consecutivos, Jordan eligió el retiro del básquet. Mientras más de 100 cámaras de todo el mundo televisaban su discurso de despedida, el público quedaba paralizado sin entender lo que sucedía. El llanto invadió las calles de Chicago y la tristeza se extendió en todos los fanáticos de la NBA y el deporte.


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“Él me enseñó a transformar lo negativo en positivo”, repite MJ, que una vez que pasó la muerte de su padre y dejó el básquet, terminó de decidir mudarse al deporte que James hubiera querido que practique. “Le conté que me quería retirar y jugar al béisbol. ‘Quiero hacerlo’, le dije… ‘Bueno, hazlo’, me contestó”, relata Jordan la conversación, una de las últimas que mantuvo con la figura que marcó su vida para siempre.

Su paso por el béisbol fue mejor de lo que muchos creen. Porque trasladó su exigencia mental y deportiva a otro deporte. Su intención fue llegar hasta el máximo nivel, jugar en la Major League Baseball vestido con la camiseta de los Chicago White Sox, pero sólo pudo hacerlo en los Birmingham Barons, el equipo de las ligas menores de la franquicia. Una huelga de los jugadores aceleró su vuelta a los Bulls y el 18 de marzo de 1995 dejó boquiabierto al mundo del deporte. “I’m back”, dijo el escueto comunicado anunció su regreso.

Tras la decepción de no pelear por el título, Jordan se preparó como nunca. Tuvo que volver a adaptar su cuerpo al de un jugador de básquet. Por eso, mientras se pasaba casi todo el día grabando Space Jam, los estudios Warner levantaron el Jordan Dome, una carpa gigante con una cancha y pesas para prepararse de cara a la temporada 95-96. Aquella fue una campaña inolvidable para Jordan: con la llegada de Rodman y Pippen en un alto nivel, los Bulls ganaron 72 partidos en la fase regular y desfilaron camino a su cuarto título de la NBA después de vencer a los Seattle Supersonics en la definición.

Las escenas de los festejos de un nuevo anillo para Chicago fueron elocuentes. Jordan con la pelota del partido, tirado en el vestuario, llorando porque su padre no estaba junto a él para celebrar un nuevo campeonato en el día del padre en los Estados Unidos. Todo un símbolo.

Fuente: Diario Libre

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