Diferente a como establecían las encuestas y contrario a lo que pensaban las autoridades colombianas y las FARC, el NO se impuso por un estrecho margen en el plebiscito celebrado la pasada semana, en esa nación que lleva más de 50 años en guerra frontal y enfrentamientos esporádicos sin obtener ningún tipo de resultados.
En el plebiscito de refrendación del acuerdo de paz firmado por el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), tras más de cuatro años de negociaciones, la posición del NO obtuvo un 50,22%, frente a un 49,78%, alcanzado por el “SÍ”, según los datos del escrutinio dados por la Registraduría Nacional del Estado Civil, organismo oficial encargado de organizar los comicios realizados en Colombia y que acapararon toda la atención mundial.
El Gobierno Colombiano no tenía la obligación de someter a votación el acuerdo con las FARC, porque legalmente podía firmarlo e implementarlo. Sin embargo, decidió realizar la consulta para darle legitimidad política ante una sociedad dividida entre diferentes conceptos, el de la paz y el de la guerra. Sobre todo, con una agresiva oposición cargada de resentimientos personales como la exhibida por el ex presidente Álvaro Uribe Vélez. La decisión oficial muchos expertos la catalogaron como un gran error o exceso de democratismo de parte del presidente Juan Manuel Santos.
Es evidente que en este referéndum se puso de manifiesto la gran rivalidad existente en la sociedad colombiana. Muchos intereses encontrados se han puesto de manifiesto en estas votaciones. Tal vez el gobierno de Santos se confió demasiado y menospreció la capacidad de movilización, así como la gran simpatía que aún conserva allí el ex presidente Álvaro Uribe. Muchos ultraconservadores motivados por los intereses de los Estados Unidos, se opusieron al SI porque entienden que este sería un triunfo político de Caracas y la Habana. El fantasma del comunismo aún se mantiene en sus mentes y los hace padecer de una aguda miopía política. Por eso votaron porque siga la guerra y en contra de la paz.
Los resultados de las votaciones nos dicen que en las comunidades donde los enfrentamientos entre el gobierno y las FARC han dejado resultados fatales con decenas de víctimas (muertos, heridos y mutilados) el “sí” obtuvo una arrolladora victoria. En Bojayá, pueblo del selvático departamento del Chocó, el SI obtuvo un 95,76%. En San Vicente del Caguán, localidad del departamento del Caquetá, el “sí” ganó con el 62,93%. En Toribio (Cauca), en el suroeste, el “sí” obtuvo el 84,80%. En Turbo (Antioquia), la opción del SI ganó con el 56,05%. En todos los estados fronterizos, donde hay mayor impacto del conflicto armado de más de 52 años, ganó la opción del SI.
Consideramos que aunque ahora ganó la posición del NO, tanto las autoridades colombianas como las FARC deben buscar una salida a esta situación de negatividad a la paz. Siempre habrá espacio para luchar por la paz, aun sea en los momentos más cruentos de las guerras. Lamentablemente un grupo de colombianos decidió porque sigan los enfrentamientos, los bombardeos, las muertes de inocentes y campesinos neutrales que necesitan la paz política para estimular la productividad agrícola y el desarrollo económico. ¡Qué lástima!
Por: Jesús Belén de la Cruz