Por: Jesús -Belén- de la Cruz
Director
Cuando parecíamos haberle asestado un duro golpe al Covid-19, al entrar en vigor un agresivo programa mundial de vacunación, con la salida al mercado de varios productos de laboratorios de reconocida solvencia medica; no se hizo esperar la noticia de la aparición de las nuevas cepas y las constantes mutaciones del peligroso y despiadado Coronavirus.
Era notorio que las poblaciones de todos los países se sentían cansados de vivir en una terrible prisión domiciliaria impuesta por el Covid-19, de no poder abrazar y compartir con sus familiares y amigos, al no poder realizar sus negocios del día a día, el estar impedidos de respirar con libertad y sin la odiosa, pero necesaria mascarilla; entonces, cuando los gobiernos empezaron a abrir las compuertas y a flexibilizar las medidas restrictivas, el virus reforzó sus ataques letales.
Al sonar las campanas liberando ciertas medidas, arrancaron las fiestas callejeras, la rumba se armó y los comercios de expendio de bebidas alcohólicas empezaron hacer sus “zafras” sin prestar mucha atención a lo que podría suceder unos meses más tarde. Ahora resultan todos alarmados cuando se habla de nuevas cepas, que pudieran ser más peligrosas para el cuerpo o inclusive más resistente contra las vacunas.
La población debe saber que se producen nuevas cepas de un virus cuando hay un cambio (mutación) en los genes de ese virus. Las mutaciones en los virus, incluido el coronavirus que causa la pandemia Covid-19, no son nuevas ni inesperadas. Todos los virus mutan con el tiempo, algunos más que otros. Por ejemplo, los virus de la influenza cambian con frecuencia, razón por la cual los médicos recomiendan que se vacune contra la influenza todos los años.
A juicio de los expertos, en el mundo ya se han detectado múltiples variantes del coronavirus SARS-CoV-2 que originalmente se detectó en China. Una terrible cepa surgió a finales del pasado año 2020, específicamente en Inglaterra, la cual se convirtió en la versión más común del coronavirus, representando alrededor del 60 por ciento de los nuevos casos del Covid-19. Lo mismo ha ocurrido en casi toda Europa, Dinamarca, los Países Bajos, Sudáfrica y la República Dominicana lamentablemente es parte activa de esta peste negra del rebrote viral.
Muy a pesar de la irresponsabilidad de muchos políticos y ciudadanos del país y el mundo, quienes se inventan y difunden en las redes sociales cuantas cosas les lleguen a sus cabezas, la realidad es que en actualidad hay alrededor de 23 cambios genéticos de esta cepa de coronavirus, aunque muchos consideren que se trata de simples especulaciones mercadologicas del momento.
Existen teorías científicas que aseguran las mutaciones en la nueva cepa afectarían a las proteínas del pico de coronavirus y que estas ayudan a que el virus se adhiera a las células humanas en la nariz y otras áreas que invaden el cuerpo humano, causando así la enfermedad letal.
En los últimos días hemos visto cómo en el país se han abarrotado todos los centros hospitalarios y ya se observa una crisis real en la disponibilidad de camas para atender la cantidad de nuevos pacientes infectados. Todo parece indicar que el monstruo volvió recargado y con siete cabezas.
Aunque todavía no se ha podido confirmar si la nueva cepa sería más agresiva y peligrosa en términos de causar un coronavirus más grave, aun no se ha podido determinar, según los resultados del monitoreo constante, que esta cepa tenga particular predilección por atacar a los niños. Aún así, en nuestro país se ha verificado que ya los infectados pertenecen tanto a la tercera edad, como a los jovenes con menos de 30 años.
Algo importante y alentador es que los expertos afirman que si las mutaciones se expanden, en ese mismo contexto, el proceso de desarrollo de la vacuna se irá adaptando a esos cambios.
El gobierno dominicano ha decidido tomar ciertas medidas restrictivas para detener la propagación del coronavirus. Tal vez el presidente Luis Abinader y su Partido Revolucionario Moderno pudieran estar siendo víctimas de su propia cicuta, tomando en cuenta que en algún momento de la pasada campaña electoral estos quisieron darle un matiz político al tema del virus.
Lo cierto y relevante es que el fatídico coronavirus está recargado y regresó con nuevos bríos para atacar a todos sin importar edades, sexo, ascendencia social, posiciones económicas, pero sobre todo, sin mirar color ni símbolos partidarios.
Tenemos un serio problema y este es de todos. Cada persona debe cuidarse por sí misma y debemos proteger a nuestros familiares. Esto no es un juego de niños, tenemos muchos contagios y muertos a diario. A pesar de las recomendaciones oficiales, hemos llegado al momento crítico donde el caos y la incapacidad oficial para detener la pandemia nos recomiendan una sola consigna: ¡sálvese quien pueda!
